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El códice de los muertos: El misterio de los cráneos tallados de Puebla

Una singular colección de restos humanos hallada en Puebla plantea interrogantes sobre prácticas funerarias y creencias ancestrales que combinaban arte, religión y poder político

El códice de los muertos: El misterio de los cráneos tallados de Puebla
El códice de los muertos: El misterio de los cráneos tallados de PueblaEspacio misterio

Una decena de cráneos humanos cuidadosamente modificados y decorados con simbología compleja ha puesto a los investigadores frente a uno de los enigmas más desconcertantes de la arqueología mesoamericana. Lejos de tratarse de simples restos óseos, estas piezas -bajo custodia de la Casa del Mendrugo, en Puebla (México)- revelan prácticas rituales profundamente elaboradas que podrían haber transformado a sus portadores en auténticos objetos de culto.

Aunque no provienen de una excavación arqueológica oficial, los restos llegaron al museo tras ser donados por el notario Roberto Ortiz Dietz, que los conservó con la convicción de que contenían un mensaje simbólico del pasado. Lo que encontraron los expertos sorprendió a todos: cráneos humanos deformados intencionadamente y grabados con surcos amplios, patrones simétricos, pigmentos rojos y representaciones figurativas que sugieren un propósito ceremonial.

Restos intervenidos desde la muerte… o incluso antes

Los estudios preliminares identifican a diez adultos —nueve hombres y una mujer— con signos de deformación craneal, una práctica reservada históricamente a las élites mesoamericanas, especialmente en culturas como la mixteca o la zapoteca. La modificación, realizada en la infancia mediante vendajes o tablillas, respondía a valores estéticos y simbólicos, pero en este caso va más allá: tras la muerte, los cráneos fueron esculpidos cuando el hueso aún estaba fresco, lo que sugiere un ritual inmediato o incluso premeditado.

Las marcas —algunas perimortem— incluyen incisiones profundas, líneas en espiral, figuras humanas y trazos que recuerdan escenas narrativas. “Estamos ante una forma de códice óseo”, señala el antropólogo físico José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. “La iconografía indica una intención de comunicar algo, probablemente relacionado con la cosmovisión del individuo o su rol en la comunidad”.

Dos de los cráneos hallados en una vieja casona del centro de la ciudad de Puebla
Dos de los cráneos hallados en una vieja casona del centro de la ciudad de PueblaEspacio Misterio

¿Quiénes eran y para qué fueron transformados?

Las hipótesis apuntan a que estos restos pudieron haber pertenecido a líderes rituales, chamanes o figuras de poder espiritual, cuyas funciones no terminaban con la muerte. Por el contrario, el cuerpo intervenido habría servido como contenedor de energía, talismán o vehículo de comunicación con lo divino.

En este sentido, la tradición mesoamericana concebía el cuerpo como algo más que materia biológica: era también símbolo y canal. “Tallar un cráneo era como reescribir el alma. No era un gesto estético, sino una consagración”, explica la arqueóloga Verónica Ortega, experta en ritualidad prehispánica. Esta visión cobra especial relevancia en regiones como la Mixteca-Puebla, donde el simbolismo corporal alcanzó niveles de sofisticación excepcional.

Detalle de la decoración del cráneo
Detalle de la decoración del cráneoEspacio Misterio

Un enigma fuera de contexto… pero con ecos reconocibles

La colección no cuenta con un contexto arqueológico preciso, lo que complica su interpretación definitiva. Sin embargo, el estilo decorativo y la técnica empleada permiten vincularla con otras manifestaciones rituales de la región, como el Altar de los Cráneos Esculpidos de Cholula, donde también se han encontrado restos humanos con un tratamiento simbólico post mortem.

La cercanía con la Gran Pirámide de Cholula -la mayor estructura piramidal del mundo por volumen- añade un componente mitológico al hallazgo. Las leyendas locales hablan de gigantes ancestrales que desafiaron a los dioses, y cuyos restos quedaron petrificados en la tierra. Algunos investigadores consideran que estas transformaciones físicas podrían haber buscado imitar o emular a esos seres míticos, dotando al cuerpo de un carácter trascendente.

Tecnología, conservación y acceso digital

Actualmente, los cráneos pueden observarse en la Casa del Mendrugo, un museo de carácter privado en Puebla, y también han sido digitalizados en 3D para su consulta pública a través de la plataforma Sketchfab. La colección está siendo analizada por un equipo interdisciplinar que combina antropología, iconografía, química y conservación de patrimonio.

Aunque queda mucho por descifrar, las primeras conclusiones apuntan a que se trata de un hallazgo único en su tipo por su complejidad técnica y su valor simbólico. Para los investigadores, no es solo una cuestión de restos humanos, sino de memoria cultural: el testimonio de cómo algunas civilizaciones entendían la muerte no como final, sino como transformación.

Vista superior y del parietal izquierdo de uno de los cráneos
Vista superior y del parietal izquierdo de uno de los cráneosEspacio misterio

¿Sacralización o simbolismo político?

Más allá de su significado religioso, este tipo de prácticas podría estar ligado también al ejercicio del poder. En muchas culturas mesoamericanas, el cuerpo modificado servía como una forma de legitimar el estatus. Mostrar la diferencia física —a través de deformaciones o tatuajes— era una manera de consagrarse ante los ojos de la comunidad.

“La deformación craneal y la escultura ritual probablemente convirtieron a estos individuos en ‘emblemas vivos’ de su linaje o grupo”, afirma la historiadora Gabriela Uruñuela, directora del Centro INAH Puebla. “Estos cráneos no eran simples reliquias: eran documentos, símbolos políticos y espirituales”.

Un espejo incómodo para el presente

El descubrimiento vuelve a plantear preguntas de fondo sobre el significado del cuerpo, la identidad y la trascendencia. ¿Hasta qué punto puede transformarse un ser humano sin dejar de serlo? ¿Dónde termina la biología y comienza la cultura?

En una época obsesionada con la imagen y la individualidad, estos restos del pasado —ahora bajo vitrinas o escaneados en alta resolución— nos devuelven una mirada más cruda, más simbólica y más profunda del cuerpo como expresión de lo sagrado.