Estas son algunas de las costumbres del extranjero que a los españoles nos parecen "raras"

Explorar diferentes países implica sumergirse en un mundo de tradiciones y costumbres únicas. Algunas prácticas que pueden parecer extrañas desde nuestra perspectiva son, en realidad, parte integral de la identidad cultural de otras naciones. Descubramos algunas de estas particularidades que podrían resultar desconcertantes para quienes no están familiarizados con ellas.

No dar la vuelta al pescado (Sur de China):

Mientras que en España es común girar el pescado para disfrutar de ambos lados, en el sur de China se considera que esto atrae mala suerte. Algunos, guiados por la superstición, optan por dejar una mitad sin consumir y otros prefieren quitar todas las espinas antes de saborearlo.

Cabeza sagrada (Tailandia):

En Tailandia, la cabeza es la parte más sagrada del cuerpo y tocar la cabeza de otra persona se considera una falta de respeto. En contraste, el pie se considera la parte más impura.

Roce de narices (Arabia Saudita y Emiratos Árabes):

En estos países, el saludo tradicional implica el roce o el choque de narices entre hombres. Esta práctica difiere del apretón de manos común en otros lugares.

Lirios para muertes (Francia):

Mientras regalar flores es un gesto apreciado en muchos lugares, en Francia, los lirios y crisantemos se reservan específicamente para funerales, siendo inapropiados en otras ocasiones.

Sin pagar la cuenta (Austria):

En Austria, existe la peculiaridad de poder abandonar un restaurante sin pagar la cuenta después de que el cliente la haya solicitado hasta tres veces. Las propinas se otorgan exclusivamente a los camareros que hayan cumplido adecuadamente con su trabajo.

Prioridad a los ancianos (Corea):

En Corea, la etiqueta dicta que nadie comienza a comer hasta que la persona más anciana en la mesa haya dado el primer bocado, independientemente del hambre que pueda tener el resto.

Café infinito (Oriente Medio):

La hospitalidad en Oriente Medio se refleja en el gesto de mantener las tazas de café llenas. Cada vez que alguien termina su taza, se vuelve a llenar automáticamente, y para indicar que no se desea más, es necesario inclinar el vaso varias veces o colocarlo sobre el plato.

Explorar estas idiosincrasias culturales nos recuerda la diversidad del mundo y la importancia de entender y respetar las tradiciones locales al viajar.