El futbolín, el juego que inventó un gallego que poca gente conoce

El futbolín, un popular juego de mesa que surgió de la inventiva de un gallego en gran medida desconocido, se erige como un símbolo lúdico en España y más allá. Alejandro Finisterre, un poeta e inventor gallego, es comúnmente asociado con su creación durante la década de 1930 mientras se recuperaba en un hospital tras resultar herido en la Guerra Civil.

La historia del futbolín se entreteje con diversas teorías sobre su origen, siendo la más prevalente la que vincula a Finisterre con la idea de permitir a niños que habían perdido extremidades disfrutar del fútbol. Colaborando con el carpintero Francisco Javier Altuna, diseñó el primer modelo de futbolín con muñecos de piernas separadas, que se convirtió en el estándar en España. Aunque patentó su invención en Barcelona en 1937, su exilio debido a sus convicciones anarquistas y la pérdida de la documentación durante una tormenta en Latinoamérica impidieron que reclamara sus derechos.

A medida que se revelaron otros modelos de futbolín en diferentes países, como el británico Harold Searler Thornton en 1923 y el ingeniero francés Lucien Rosengart en 1930, surge la incertidumbre sobre quién fue el verdadero pionero. Aunque Finisterre es reconocido como el creador del futbolín español, la Federación Internacional de Fútbol de Mesa no lo homologa en competiciones oficiales.

La controversia persiste sobre la autenticidad de la historia de Finisterre, con algunas voces cuestionando su atribución como inventor del futbolín. A pesar de ello, el futbolín sigue siendo un juego fascinante y entretenido que forma parte integral de la cultura, proporcionando diversión a generaciones sucesivas.