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Jardinería

¿Tienes plantas en tu jardín? Quizás hayas cultivado un paraíso para los ladrones

En Reino Unido, por ejemplo, algunas plantas robadas pueden valer hasta más de 5.000 libras, lo que las convierte en objetivos de lo más frecuentes

Arce japonés Jardineria On

Hace doscientos años aproximadamente, Europa comenzó a importar plantas de varios rincones del mundo. La aristocracia de la época estaba deseosa de sumarse a las nuevas tendencias en decoración, y muchas familias eran capaces de ofrecer cuantiosas sumas de dinero con tal de hacerse con un espécimen exótico.

En la Gran Bretaña del siglo XIX, una de las plantas que más se popularizó fue el arce japonés. Conocido por sus hojas delicadas y colores vibrantes en otoño, esta especie se cultiva desde hace siglos en Asia y es muy apreciado en jardines por su elegancia y forma armoniosa. Y tan apreciado es que incluso hay quienes se atreven a robarle a aquellos que poseen uno.

A la caza del ladrón

De acuerdo a un estudio de Allianz UK, dos de cada tres jardineros en Reino Unido afirman haber sufrido algún tipo de robo relacionado con plantas. Arbustos, flores o árboles; da igual de qué se trate, hay un mercado asentado en torno a la compraventa de plantas de lujo. Como no podía ser de otra manera, el arce japonés se encuentra entre las plantas más codiciadas.

El precio de un arce japonés de exposición puede ser de hasta 3.000 euros, por lo que se convierte en un suculento objetivo para cualquier persona que quiera hacerse con uno a través de métodos ilegales. Sin embargo, existe una planta que los criminales prefieren robar por encima del arce: los bonsáis.

Botánica de lujo

El precio por kilo de estos diminutos árboles roza cantidades desorbitadas. Por ejemplo, un bonsái normal puede revenderse por aproximadamente 5.000 libras. Su tamaño práctico hace que se convierta en una opción atractiva tanto para quien quiera comprarlo como para quien quiera robarlo.

Pero, ¿por qué la gente está interesada en robar plantas? La realidad es que, como ocurre con la mayoría de bienes hoy en día, los costes de producción han subido. Importar plantas de Europa ahora significa navegar por un complicado conjunto de regulaciones y costes que los importadores no pueden cubrir por sí solos. Esto significa que el consumidor tiene que asumir la carga financiera y exponerse a los riesgos que hay detrás de poseer plantas de lujo.