Arqueología

Llevaba desaparecida 700 años en el Mediterráneo: recuperan una de las siete maravillas del mundo antiguo

Un equipo franco-egipcio logra rescatar del fondo del Mediterráneo los restos monumentales del legendario Faro de Alejandría, desaparecido desde la Edad Media

Restos del Faro de Alejandría extraídos del mar Mediterráneo
Restos del Faro de Alejandría extraídos del mar MediterráneoGEDEON Programmes / CEAlex

Durante siglos, fue uno de los misterios más codiciados por la arqueología submarina. Ahora, tras más de 700 años sumido en las aguas del puerto de Alejandría, Egipto ha sido testigo de un hito arqueológico sin precedentes: la recuperación de una parte significativa del mítico Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

La hazaña fue posible gracias a la colaboración internacional del proyecto PHAROS, en el que participan el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto y la Fundación Dassault Systèmes, entre otros. Bajo la dirección de la arqueóloga francesa Isabelle Hairy, el equipo logró rescatar 22 bloques colosales que permanecían ocultos bajo el agua desde hace más de siete siglos.

Recuperan parte del Faro de Alejandría, que permanecía oculto desde hace 700 años

Los elementos recuperados, entre ellos dinteles, umbrales y losas de pavimento, pesan entre 70.000 y 80.000 kilos cada uno y pertenecen a la entrada monumental del faro. Según el CNRS, se trata de estructuras clave para entender la ingeniería híbrida, egipcia y griega, con la que fue construida esta maravilla de 100 metros de altura durante el reinado de Ptolomeo I, en el siglo III a. C.

El proyecto PHAROS no se limita a la recuperación física de las piezas. Una vez extraídas, se están escaneando en alta resolución para su incorporación a un modelo digital interactivo del faro. “El objetivo es crear un gemelo digital del Faro de Alejandría que no sólo permita reconstruirlo virtualmente, sino también estudiar su arquitectura, funcionalidad y colapso con rigor científico”, explican desde la Fundación Dassault Systèmes.

Aunque el faro resistió durante más de 1.600 años, sucesivos terremotos, especialmente los registrados en los años 956, 1303 y 1323, terminaron por destruirlo casi por completo. A partir del siglo XV, sus restos empezaron a ser reutilizados para construir la fortaleza de Qaitbay, que hoy se alza sobre el antiguo islote de Faros, donde originalmente estuvo erigida la torre.

La recuperación de estos bloques permite profundizar en las causas de su desaparición. Según los primeros análisis, se confirma la teoría de que el colapso no fue inmediato, sino gradual, resultado de una combinación de daños sísmicos, erosión marina y reutilización de materiales durante la Edad Media.

Faro de Alejandría en la Antigüedad
Faro de Alejandría en la AntigüedadJ. L.

La maravilla que guió al mundo antiguo

Más allá de su monumentalidad, el Faro de Alejandría fue una proeza tecnológica sin precedentes. No sólo servía como guía para los navegantes que se aproximaban a las costas egipcias, sino que también simbolizaba el poder político, económico y cultural de la ciudad. Se considera el primer faro de gran escala del mundo y, para muchos, el primer rascacielos de la historia.

Su luz, según algunas fuentes, generada por espejos de bronce que reflejaban el sol durante el día y fuego por la noche, era visible a decenas de kilómetros. Su función era tan crucial para el comercio mediterráneo que su pérdida marcó un antes y un después en la navegación por estas aguas.

El proyecto PHAROS aspira a reconstruir virtualmente la maravilla completa, sumando a los nuevos bloques los más de cien ya digitalizados bajo el agua en las últimas dos décadas. Con herramientas de simulación en 3D, fotogrametría y análisis estructural, los expertos trabajan como si se tratara de un enorme puzzle arqueológico para devolverle al mundo esta joya desaparecida.

Mientras el modelo digital toma forma, la noticia ha vuelto a colocar a Alejandría en el centro del mapa cultural y turístico. El hallazgo, aunque parcial, reaviva el sueño de recuperar al menos la memoria tangible de una de las creaciones humanas más legendarias. Más de 2.000 años después de su construcción, el Faro de Alejandría vuelve a iluminar el imaginario colectivo, esta vez desde las profundidades del mar y con la ayuda de la tecnología del siglo XXI.