América Latina
Brasil es el tercer país en el mundo con mayor víctimas por coronavirus
El Ministerio de Salud del país registró un récord de 1.473 nuevas muertas por COVID-19 en la última jornada, superando a Italia en la lista de países con más fallecidos
(EFE). Brasil desplazó este jueves a Italia como el tercer país con más muertes por COVID-19 y es el segundo con más contagios al completar 100 días desde que registró el primer caso, y, pese al agravamiento de la pandemia y a su curva de contagios en ascenso y lejos del pico, ya inició la desescalada.
Según el boletín divulgado hoy por el Ministerio de Salud, Brasil registró un récord de 1.473 nuevas muertas por COVID-19 en las últimas 24 horas y, con un total de 34.021 fallecidos, desplazó a Italia del tercer lugar en la lista de países con más víctimas. Tras tres días consecutivos con números récords de víctimas (1.262 el martes y 1.349 el miércoles), Brasil tan sólo es superado en número de fallecidos por Estados Unidos (107.979) y Reino Unido (39.987), tras dejar atrás a Italia (33.689), según los datos de la Universidad Johns Hopkins.
De acuerdo con el boletín del Ministerio, en las últimas 24 horas se registraron 30.925 nuevos casos de la enfermedad, muy por encima de los 28.633 nuevos contagios del miércoles, con lo que el número acumulado de casos ascendió hasta 614.941. Con más de 600.000 contagios desde que el país registró el primer caso del nuevo coronavirus el 26 de febrero pasado, Brasil es el segundo país con más casos en el mundo después de Estados Unidos (1.867.620), muy por delante de Rusia (440.538) y se confirmó como el epicentro de la pandemia en América Latina.
La pandemia ya se extendió por el 72 % de las ciudades brasileñas y provocó muertes en el 30 %. Hace sólo un mes tan sólo había casos en 40 % de los municipios y muertes en el 13,4 %. Las elevadas cifras de casos y muertos se producen en momentos en que varios gobiernos regionales y municipales de Brasil pusieron en marcha esta semana procesos graduales de desescalada de las medidas de paralización económica y comenzaron a flexibilizar las orientaciones de distanciamiento social.
La flexibilización es criticada por especialistas y científicos, que consideran que el país aún está lejos del pico de la curva de contagios, lo que está previsto para julio, y que en algunas regiones la infraestructura hospitalaria aún puede colapsar.
PAÍS CON LA CURVA MÁS ASCENDENTE DE CONTAGIOS
Según un estudio de la Universidad de Sao Paulo (USP), Brasil es el único país entre los 10 más afectados en el mundo que mantuvo el crecimiento del número de casos y de muertes tras 50 días de pandemia y, actualmente, transcurridos 100 días, tiene la mayor curva ascendente de contagios en el mundo.
De acuerdo con el estudio de la USP, países como China, Francia, Italia, España y hasta Estados Unidos, que ya fueron epicentro del COVID-19, mantuvieron su curva de contagios estabilizada tras superar los primeros 50 días de la pandemia.
“A partir del día 50 esos países colocaron el pie en el freno y nosotros no. Somos los únicos que seguimos con el pie en el acelerador”, afirmó el profesor Domingo Alves, investigador de la USP y coordinador del estudio.
El especialista afirmó que las autoridades brasileñas no siguieron correctamente las recomendaciones de los médicos y de los científicos; impusieron restricciones parciales a la movilidad en lugar de una cuarentena total, y ahora comienzan a flexibilizar sus medidas en el momento menos oportuno.
“La grave situación de hoy obedece a la mala gestión de la epidemia. Mantuvimos las medidas de distanciamiento social por sólo dos meses y medio, durante los que tan sólo se logró una reducción de la movilidad del 50 %, un índice muy bajo. Ese es el motivo del alto número de contaminaciones y muertes”, afirmó.
Entre los estados que iniciaron procesos graduales de desescalada de las medidas de aislamiento destacan Sao Paulo, el más poblado con 46 millones de los 210 millones de habitantes del país e igualmente el más afectado por la pandemia (129.200 casos y 8.560 muertes); Río de Janeiro (60.932 casos y 6.327 muertes), Ceará (59.795 casos y 3.813 muertes), Pará (48.049 casos y 3.416 muertes) y Amazonas (46.473 casos y 2.183 muertes), que son los que más acumulan casos.
De acuerdo con las secretarías regionales de Salud, la flexibilización fue puesta en marcha en momentos en que los sistemas de salud de los estados de Amapá, Pernambuco, Acre, Río Grande do Norte y Maranhao está al borde del colapso, con una ocupación de sus camas en unidades de cuidados intensivos de más del 90 %. En los estados de Ceará, Río de Janeiro, Roraima, Espíritu Santo y Pará ese índice está por encima del 80 %, por lo que también están amenazados con un colapso hospitalario.
La situación más crítica es la del estado de Amapá, que comenzó una desescalada el pasado martes pese a que tiene ocupadas el 99 % de sus camas en unidades de cuidados intensivos. La flexibilización es presionada por el presidente Jair Bolsonaro, uno de los gobernantes más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, que llegó a calificar el COVID-19 como una “gripecita” y que desde el comienzo de la crisis defiende el fin de las medidas de distanciamiento impuestas por los Gobiernos regionales y la normalización de todas las actividades.
Para el líder ultraderechista, que perdió sus dos últimos ministros de Salud por divergencias sobre la estrategia frente al COVID-19, más de la mitad de la población contraerá la enfermedad independiente de las medidas de aislamiento que se adopten, por lo que la prioridad debe ser evitar que la crisis económica pueda provocar un número superior de muertes.
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