Andalucía

Un estudio apunta que desenterrar a los muertos era habitual hace cinco mil años

Los investigadores creen que los restos humanos pudieron considerarse reliquias para relaciones interpersonales

Desenterrar a los muertos era una práctica habitual en las sociedades megalíticas de hace 5.000 años
Imagen del depósito antropológico de la Sepultura 11 de PanoríalarazonUGR

Un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada apunta que desenterrar a los muertos era una práctica habitual en las sociedades megalíticas de hace 5.000 años y que los restos humanos pudieron considerarse reliquias para relaciones interpersonales.

Investigadores de las universidades de Granada, de Tübingen (Alemania) y del Centro de Investigación Ambiental de las Universidades Escocesas (SUERC) ha demostrado que las sepulturas megalíticas no solo eran lugares de enterramiento, sino que también era habitual desenterrar los restos óseos para prácticas sociales.

El estudio señala que la presencia de restos óseos humanos entre los vivos debió ser una práctica habitual en las sociedades megalíticas, y que estos restos pudieron considerarse reliquias para marcar relaciones interpersonales.

El enterramiento en cámaras funerarias construidas con grandes losas de piedra conocidas como megalitos fue una práctica funeraria habitual durante más de 2.500 años en buena parte de Europa occidental y se había asumido que estos lugares eran enterramientos colectivos.

Los trabajos de excavación realizados en la necrópolis megalítica de Panoría de Darro (Granada) han permitido estudiar cómo se formaron estos osarios y cuáles han sido las prácticas rituales que los han generado, según ha informado la Universidad en un comunicado.

En concreto, la denominada sepultura 10 de la necrópolis presentaba un depósito antropológico en excelente estado de conservación con más de 11.000 huesos, la mayoría fragmentados, mezclados y superpuestos unos sobre otros, aunque también había individuos completos o partes anatómicas en posición articulada.

El análisis de los restos ha demostrado la presencia de personas de ambos sexos y de todas las edades, con todas las partes del esqueleto representadas aunque con mayor presencia de huesos pequeños y frágiles, según el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio, Gonzalo Aranda.

"Habitualmente, estos huesos aparecen infrarrepresentados frente a cráneos y huesos largos", ha apuntado Aranda, quien ha añadido que la elevada presencia de restos pequeños sugería como posible causa la extracción o selección de una parte del conjunto óseo.

Para analizar cómo se formó este conjunto de restos óseos, los investigadores han utilizado la cronología radiocarbónica o carbono 14 para establecer la fecha de muerte de las diferentes personas.

Eligieron datar fémures y dientes y descubrieron que los fémures estuvieron en la sepultura durante un corto periodo de tiempo a partir del 2.500 a.C., pero los dientes eran todas más antiguos, por lo que la actividad funeraria se inició hace unos 5.200 años.

“Estos restos óseos fueron considerados como la encarnación de lo sagrado, por tanto, como agentes sociales con su propia fuerza vital y con poderes sobrenaturales capaces de alejar el mal o propiciar el bien”, han resumido los autores.