Liga Santander
El 2020 sí fue feliz para el Sevilla
Los de Lopetegui terminan el año cerrando la serie de 18 partidos invicto del Villarreal (2-0)
El barrio de Nervión, según se sale del centro de la vieja Híspalis en dirección a Málaga, es la aldea gala de la felicidad en este 2020 que todo el mundo maldice. En el Sánchez-Pizjuán clausuró ayer el Sevilla este año de la pandemia que para el club sevillista lo ha sido de su sexto título de la Liga Europa, su clasificación para la Champions y, en diciembre, una escalada en la tabla que lo tiene ya asentado en la cuarta plaza, a la estela de los tres colosos. Su última víctima ha sido el Villarreal, al Emery trajo a su antigua casa para alargar una serie de dieciocho partidos oficiales sin derrota que fue interrumpida.
Tiene motivos, no obstante, el conjunto castellonense para el lamento porque el choque lo determinó el penalti con el que Ocampos abrió el marcador antes de los diez minutos. El tiro de Acuña se iba a las nubes, Foyth sacó una mano imprudente y Soto Grado, advertido por el VAR, aplicó la norma en su extremo más rigorista para decretar la pena máxima.
Con dos entrenadores tan acusadamente prudentes como los que se medían ayer, esta ventaja tempranera es un tesoro casi imposible de arrebatar al rival y así le sucedió al equipo de Emery, incapaz de generar nada hasta el descanso y que sacó en el intermedio al eléctrico Yéremy para tratar de horadar la barrera de cemento armado que conforma Fernando con su pareja de centrales, Koundé y Diego Carlos. No tuvo apenas tiempo el canario para amenazar porque enseguida llegó el gol de la sentencia.
El tosco Rubén Peña, el elemento disonante en esa orquesta de fina afinación que es el Villarreal, se dejó birlar un balón por detrás nada menos que por Ocampos, diabólico para detectar la carrera de En-Nesyri entre los dos centrales. Se la puso por delante el argentino al marroquí, que batió por bajo a Asenjo y liquidó el choque a falta de más de media hora, porque el Sevilla, esta vez, no se empezó en defender con las posaderas en el punto de penalti.
Tuvo tres ocasiones para meterse en el partido el conjunto visitante, que se topó con un inspiradísimo Bono. El portero del Sevilla, sin solución de continuidad, metió una mano a ras de hierba para repelar un tiro de Pedraza; desvió con un puñetazo un disparo de Chukwueze que buscaba la escuadra; y salvó con el pie, pletórico de reflejos, un despeje de Fernando que iba camino de la propia meta. Desistió, tras ese recital de paradones del guardameta local, el Villarreal de sus propósitos de remontada y así terminó, plácido, el 2020 futbolístico en Sevilla.
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