Moreno o el win-win

Entre los presupuestos contrariados y las encuestas favorables, a Juanma Moreno lo acabarán por convencer los elementos para que acorte la legislatura, ya que hasta ahora se mostraba impermeable a las humanas argumentaciones. El presidente de la Junta, en la semana del III Aniversario de la Victoria, ha deslizado los meses de junio u octubre como posibilidades para el adelanto electoral, cuando antier mismo su valido, Elías Bendodo, garantizaba el apuramiento hasta las heces. Llegó a dar la fecha con exactitud, el último domingo de noviembre de 2022: la más tardía posible sin tener que retorcer la normativa como hizo Griñán en 2012. En realidad, al PP andaluz le vienen conviniendo hace tiempo unas elecciones anticipadas –los asiduos, uno o ninguno, lo tienen escuchado en este mentidero– que no se sustancian por marcar terreno ante la voluntad tutelar de sus compañeros (¿jefes?) de Madrid y también por el confort que le proporciona la coalición con Ciudadanos, cuyos despojos acabarán en las urnas populares. Tendrá suerte Juan Marín si salva el grupo parlamentario. Vox, por su parte, surfea sobre la cresta de la ola demoscópica entre reclamaciones indisimuladas de participar en el gobierno autonómico, tal y como ya expresa Macarena Olona. Sería su estreno en un ejecutivo y, sin duda, el banco de pruebas para lo que viene tras las generales. El paso de la derecha rotunda de los arrabales del sistema al centro mismo de las instituciones exige un proceso mental que ni votantes ni dirigentes parecen haber iniciado. ¿No habría sido mejor aprobar las cuentas de Juan Bravo y esperar sólo diez o doce semanas más? A ver si con tanto cálculo avieso, van a dejar a Moreno en la linde la mayoría absoluta. El tránsito de yerno ideal a líder carismático puede ser repentino.