Tres populares

Mientras ustedes están leyendo estas líneas, amigos, se vota en Castilla y León con la vista puesta en el cielo porque los meteoros impredecibles del loco febrerillo decidirán unas elecciones que penden de tres o cuatro puntos de abstención en un par de circunscripciones. Se extrañarán los menos avezados por la atención que se presta en esta edición andaluza a aquellos comicios remotos, pero los caminos de Dios o de la política son inextricables, a veces, y resulta que varios líderes se juegan el gaznate este 13F: todos del mismo partido, uno de ellos es andaluz. Resista o no al sprint de Tudanca, Fernández Mañueco estará mañana en condiciones de seguir gobernando su comunidad, aunque estará a expensas de las concesiones que tenga que hacerle a su –obligatorio– socio, a lo peor una shakesperiana libra de carne si su resultado es tan feble como predicen los últimos trackings. La caída del candidato popular durante la campaña será grave o estrepitosa, y en esa sutil gradación se cifrará cuántas plumas deja en el envite el liderazgo de Pablo Casado: serán muchas o serán todas, en ningún caso serán pocas. El resultado de esta noche marcará el futuro inmediato de Moreno Bonilla, en fin, cuyas dudas vitales se reducen a dos opciones. ¿Convocar ya o agotar la legislatura? La respuesta se la dará el chico de Santiago Abascal en Burgos y en su disposición a apretarle las tuercas al PP antes de permitirle formar gobierno. Porque él dispondrá de una segunda legislatura si, y sólo si, le sale de las narices a Macarena Olona… cuyas exigencias serán directamente proporcionales a su peso en la aritmética parlamentaria. Si alguna característica diáfana tiene Vox, es la unidad de mando, así que sus procuradores en Valladolid se comportarán igual que sus diputados en la Cinco Llagas. Tomen buena nota.