Conservación
Tres edificios andaluces entran en la Lista Roja del Patrimonio
Se trata de la Huerta del Carmen, en Isla Cristina (Huelva), la Torre de la Miel, en Nerja (Málaga) y la cementera de Atarfe (Granada)
La llamada Huerta del Carmen, en Isla Cristina (Huelva), la Torre de la Miel, en Nerja (Málaga) y la cementera de Atarfe (Granada) han entrado en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación ‘Hispania Nostra’, por su “pésimo” estado de conservación y su “riesgo de derrumbe”. Esta lista recoge más de mil monumentos españoles que se encuentran sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. El primero de los monumentos incorporados a esta lista es la llamada Huerta del Carmen, conocida en los contornos como Huerta Noble, que se sitúa en las cercanías de la antigua villa de La Redondela, hoy término municipal de Isla Cristina, y es el producto de una serie de agregaciones, doce, concretamente, aunque, precisa la organización en una comunicado, su base es la adquirida por Manuel Rivero en 1746 a un vecino de Lepe.
La Huerta Noble se compone de cortijo, la capilla anexa, almazara, palomar, huerta y edificaciones anexas, levantadas en el siglo XVIII. Formaba parte también de la llamada Nueva Hacienda de Jesús, María y José, que incluía la huerta pero también tierra calma, marisma y olivar, que ocupaban unas 163 fanegas de extensión y en la que Rivero mandó plantar 5.000 estacas de olivo. El olivar fue cercado de tapias gracias a una facultad real firmada por Fernando VI el 23 de marzo de 1752.
Según expone ‘Hispania Nostra’, a excepción del palomar que presenta un estado de conservación “aceptable”, el resto del conjunto se encuentra “en bastante mal estado”, estando la capilla “destechada”, así como el cortijo, que presenta “hundimientos provocados por un incendio”. Indica, además, que la cerca “también ha sufrido desplomes” y los azulejos, aunque alguno ha desaparecido, fueron retirados y se encuentran en el depósito del Museo de Huelva.
Por su parte, en el caso de la Torre de la Miel en Nerja (Málaga), la organización explica que la primera torre original fue construida en el último cuarto del siglo XVI para vigilar una zona de costa de la piratería berberisca, como era la desembocadura del río de la Miel y las calas adyacentes, especialmente peligrosas, y que a la vista de su inutilidad, se decidió la construcción de una nueva en sustitución de aquella.
Añade que las obras comenzaron en 1751 y fueron dirigidas por el ingeniero Juan Zahoras, pero en enero de 1753 aún no se habían concluido por haberse producido retrasos en los pagos y se designó al ingeniero Juan de Dios González para terminarla. La fortificación que se hizo era una torre artillada, abaluartada y equipada con dos cañones de bronce, uno dirigido hacia el Castillo de Nerja y otro hacia el puerto del Cañuelo. A esta torre pertenecen los restos que se conservan a día de hoy.
Además, entre 1940 y 1945 la parte de la torre que quedaba en pie fue utilizada por los guerrilleros antifranquistas para ocultar en su almacén, bajo la paja, las armas que recibían, expone, y agrega que en 1956 aún conservaba gran parte de su cuerpo superior y del terrado, el cobertizo, la puerta de acceso y el frente de tierra. A partir de entonces casi la mitad de la construcción existente a mediados del siglo XX “ha ido cayendo al mar”.
Finalmente, el tercer monumento que se incorpora a la Lista Roja del Patrimonio es la cementera de Atarfe en Granada, edificio construido a principios del Siglo XX y que puede considerarse como una de las fábricas de cemento más importantes de España, destaca ‘Hispania Nostra’, que precisa que fue una de las primeras de este tipo que se construyeron en Andalucía junto con la fábrica de La Araña, en Málaga, de 1918.
Apunta que la fábrica estuvo en propiedad de la compañía Cementos Centauro hasta finales de 1968, cuando fue absorbida por la compañía ‘Cementos Alba S.A’, y que al poco tiempo de ser adquirida por la misma fue cerrada y desde entonces sus instalaciones permanecen sin actividad.
La organización considera que el estado general del sitio “es bastante malo” y asegura que además de los estragos producidos por el tiempo y el descuido, la mayoría de las estructuras metálicas han desaparecido y no queda resto alguno de maquinaria de ningún tipo. Y añade que también se han desplomado la mayoría de los techos, al igual que la mayoría de los suelos de los pisos superiores, aunque las zonas de hormigón armado “se mantienen razonablemente bien, al igual que los muros y los depósitos y tolvas de cemento”.
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