Fiestas
Mírala cara a cara, que es la primera... Feria sostenible y anticovid
Tras dos años sin celebrarse, Sevilla recupera su gran fiesta con 201.000 bombillas led y dobles techos en las casetas para que el aire circule más limpio
Casi a las doce de la noche, más de mil días después de que se apagara por última vez para no volver a encenderse por culpa del coronavirus, la Feria de Abril que se va a celebrar en mayo iluminó de nuevo por fin los ojos de los sevillanos y de miles de forasteros. Casi a las doce de la noche, bajo la supervisión de María del Monte y el alcalde, Antonio Muñoz, representantes de los servicios municipales accionaron el botón del alumbrao y dieron vida a las 1.084 casetas y las 201.000 bombillas, todas LED, que alumbran este año el Real de los Remedios, 25.000 de ellas sólo en la portada. Casi a las doce de la noche, por fin, Sevilla se reencontró con su fiesta por excelencia.
El uso de bombillas de bajo consumo es la mayor novedad tecnológica de un rito que compagina sus casi dos siglos de vida y su perpetuación como forma de ser de Sevilla con una enorme capacidad de adaptación a los tiempos. Sin ir más lejos, las nuevas lámparas led supondrán un importante ahorro energético y una reducción de emisiones de CO2, hasta 28,41 toneladas, en una coyuntura en el que el cambio climático condiciona muchas cosas. Y, cómo no, la Feria 2022 también está marcada por la pandemia.
Para combatir y prevenir el virus, el Área de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla acordó con la Asociación de Montadores de Casetas de Feria un sistema para mejorar la calidad del aire que se respira en las casetas, espacios masificados en la mayoría de los casos. Consiste en habilitar una especie de montera a dos aguas en la trastienda de cada caseta, la zona con mayor concentración de personas. De este modo, el techo quedará abierto y eso permitirá la circulación del aire al mismo tiempo que evitará la entrada de agua en caso de lluvia.
La portada de la Feria más sostenible y anticovid, que también cambia cada año, respeta el diseño previsto para 2020, la primera de las dos Ferias suspendidas por culpa del coronavirus. La base es el edificio regionalista del hotel Alfonso XIII, pero también constituye un homenaje al V Centenario de la primera vuelta al mundo.
Todos estos detalles, sin embargo, se antojan secundarios frente al más importante de todos: la recuperación de la gran fiesta que muchos sevillanos, y no menos forasteros, tanto añoraban. Un par de macrodatos para ilustrar esta sed de Feria: el acontecimiento generará un impacto de alrededor de 900 millones de euros, según los cálculos del Consistorio, y la ocupación hotelera rondará el 90%. La hostelera, ya sea dentro del Real o fuera, estará mucho más cerca del 100%. Atrás queda el amago de huelga de los caseteros por su mala comprensión lectora de la reforma laboral, una amenaza que se queda en pecata minuta en comparación con lo que de verdad consiguió paralizar la fiesta: el coronavirus. La pandemia no ha acabado, es cierto, pero ahora sí puede decirse, no como en 2020 y 2021, que la Feria ha empezado.
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