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Economía

El sector almeriense se enfrenta a una «burbuja» de suelo agrícola

La escasa oferta y el potencial estratégico disparan el precio por metro cuadrado. Se pueden pagar hasta 420.000 euros por una hectárea en fincas sin características especiales

Un invernadero en Almería JUAN MEDINAREUTERS

El precio medio asciende con carácter general en todas las tierras de labor en nuestro país, pero especialmente en los suelos para cultivos de invernadero en Almería. Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2021 alcanzó un incremento de hasta un 7,7% y la dinámica alcista se mantiene este año, ante la escasez de terrenos con concesiones de regadío y el creciente interés de fondos de inversión y empresas internacionales en el sector agroalimentario. «400 o 420.000 euros por una hectárea de suelo, en fincas que no tienen unas características especiales para soportar ese precio». Adoración Blanque, secretaria general de la asociación agraria ASAJA en Almería, explica que «en las dos últimas campañas estamos viviendo un aumento del valor de los terrenos para invernaderos que no responde a la realidad económica del sector y que invierte el conocido como modelo Almería. De un reparto equitativo de las tierras entre muchas familias, lo que ha hecho mucho por la distribución de la riqueza almeriense, parece que pasamos a la inversa. Se tiende, con la pérdida de rentabilidad, la incertidumbre y la subida de los costes de producción, a un modelo de grandes propietarios». Se están cerrando ventas en hasta 47 euros el metro cuadrado en el Poniente almeriense, algo sólo al alcance de grandes productores «que pueden amortizar el valor de esa nueva finca con el rendimiento de las otras hectáreas que están ya explotando»; o por parte de «empresas y fondos de inversión que ven en el sector primario un potencial económico a largo plazo».

Se están cerrando ventas en hasta 47 euros el metro cuadrado en el Poniente almeriense

Como explica Andrés Góngora, secretario general de la organización agraria COAG en Almería, «empieza a haber movimientos especulativos y de fondos de inversión que tienen mucha relación con que este aumento del valor esté ocurriendo. Adquirir una finca es ya prohibitivo y también se elevan los arrendamientos». El acceso de nuevos agricultores se complica, ante inversiones que podrían necesitar una década en plena producción, de un invernadero ya completamente instalado, para ser amortizadas.

El encarecimiento se dispara, al tiempo que se agota la superficie disponible, con limitaciones vinculadas a las reservas hídricas de la provincia. «El factor más limitante es el agua. Nosotros necesitamos cultivos de regadío y es muy reducida la disponibilidad de nuevas parcelas con concesiones que permitan el abastecimiento de agua. Y no es que cuenten con pozos, sino con los permisos necesarios para usarlos». Según Góngora, el Poniente ya no puede crecer más en superficie invernada, «tiene cubierto ya casi todo el espacio disponible, lo que encarece aún más estos terrenos. Lugares de expansión agrícola como Níjar, Gádor y todo el entorno del medio Andarax; se encuentran con estos problemas para la concesión de los derechos de utilización del agua. Y todo esto se traduce en precios como no se habían visto jamás para terrenos productivos».

Los agricultores esperan que se aclaren los permisos de regadío de nuevas parcelas

Así, los agricultores esperan que la Consejería de Medio Ambiente aclare los permisos de regadío de nuevas parcelas «lo antes posible», al suponer uno de los elementos que más distorsionan el valor de la tierra. Además, aparecen, según la COAG, nuevos competidores en la puja por estos suelos de uso agrícola, con la llegada de «empresas energéticas para la instalación de placas fotovoltaicas, que están ya construyendo macro huertos de cientos de hectáreas de extensión». Expertos en el análisis de campañas hortofrutícolas en Almería, como el director de Desarrollo Sostenible del Grupo Cajamar, Roberto García Torrente, afirman que «esta burbuja de precios no se puede mantener en el tiempo, porque el que invierte lo hace con el objetivo de obtener una rentabilidad. Ahora mismo, los beneficios que aporta la actividad agrícola son escasos, por la subida de los insumos. Han dejado de ser proporcionales al valor tan alto de estos suelos». Sin embargo, de momento nadie pone fecha al final de una deriva al alza de las parcelas para uso agrícola. El informe «Análisis de campaña hortofrutícola de Almería 2020/2021» de Cajamar ha recogido un aumento de un 1,6% de la superficie de invernaderos en ese periodo, llegándose hasta las 32.554 hectáreas sobre un total 64.672 hectáreas de regadío.

Dice García Torrente que «el incremento del coste de las materias primas que se utilizan en la construcción y modernización de invernaderos puede frenar el aumentos de la superficie invernada en la provincia, pero la actividad no cesa. Seguro que los datos de expansión acabarán siendo positivos».

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