Economía

Los grandes desamparados de la agricultura en Andalucía

Productor de frutas u hortalizas y no cooperativista, perfil de riesgo del campo en la comunidad andaluza

Un joven agricultor
Un joven agricultorRomán RíosAgencia EFE

Con un enorme montón de zanahorias recién recolectadas como telón de fondo, a modo de photocall (nada que ver con los acostumbrados eventos de glamour), Juan Sánchez, agricultor del Bajo Guadalquivir, lanzaba hace unos días un llamamiento desesperado a través de las redes.

Superado por el escenario de crisis permanente en el que se encuentra la agricultura, Juan Sánchez denunciaba que, pese a la subida de costes (gasoil, fertilizantes, etc.), los ingresos que obtiene de sus cultivos no crecen y que «no sirven ni para cubrir los gastos de recolección». «Todo ello mientras», apuntaba en tono indignado, «los precios de cebollas, brócolis, zanahorias, etc. no dejan de subir para los consumidores en mercados y grandes lineales».

«A los agricultores», sentenciaba, «los están arruinando mientras se enriquecen las grandes cadenas de suministros y multinacionales». Un mensaje de hastío que comparten cientos de agricultores de la provincia, muy en especial esos que, fuera de los paraguas de las cooperativas y los contratos por temporada, sufren una situación de indefensión que, ahora más que nunca, los sitúa al filo de la navaja.

«El problema es que la Ley de la Cadena no garantiza unos mínimos», señalan desde Asaja

«Es obvio que los agricultores que no forman parte de cooperativas y que no cuentan con contratos que los respalden lo están pasando peor. A ellos les es mucho más difícil defender los precios. Al final, se trata de la oferta y la demanda y, ahora más que nunca, el agricultor está sujeto a vaivenes (incremento de los costes) difíciles de encarar», apunta Pedro Gallardo, presidente de Asaja Cádiz.

«El problema», denuncia, «está en la Ley de la Cadena Alimentaria, que no está funcionando. Ésta dice que, como mínimo, se deben cubrir los costes de producción y ni estos, ni mucho menos el lógico beneficio empresarial, están asegurados».

Ante esta situación, Pedro Gallardo señala que «lo que hay que hacer es denunciar. Denunciar que, al contrario de lo que dice la ley, ni siquiera se están cubriendo los costes de producción».

En torno al posible desajuste (denunciado por los agricultores) entre los precios de compra al productor y de venta al consumidor, el presidente de Asaja Cádiz apunta que «no lo sabemos con detalle». «Los precios», añade, «están influenciados por los costes de producción, del transporte, la inflación, etc. De modo que no tenemos forma de saberlo. Lo que es una realidad palpable es que muchos productos se están vendiendo en mercados y supermercados a precios cinco, seis o siete veces por encima de lo que se le paga al agricultor y eso no tiene ningún sentido», añadió.

«Ante esto, nosotros lo que decimos es que en la Ley de la Cadena Alimentaria se deben especificar cuáles son los costes de producción y que, en base a ellos, se garantice lo que, como mínimo, debe recibir el agricultor, incluyendo el lógico beneficio por su trabajo. Es una gran laguna que hay que solventar», defendió.

Además de padecer de forma muy particular esta indefensión quienes no se encuentran al abrigo de cooperativas y contratos, ésta se agrava para «aquellos agricultores que se dedican a las frutas y las hortalizas», ya que no cuentan con los contratos y cierta previsión de costes de «cereales, remolacha o girasol». «Lo que no podemos cuantificar», apunta, «es el número de agricultores que en Cádiz responden a ese perfil de situación y cultivos».

Con ser más preocupante la situación de estos agricultores, el presidente de Asaja Cádiz alerta de que «la agricultura no deja de empeorar día a día, con unos costes (fertilizantes, transporte, mano de obra…) que están por encima de toda lógica y que, como denuncian los agricultores y respaldamos desde Asaja, no permiten ni cubrir los costes de producción».