Igualdad

Sólo un 11% del alumnado matriculado en Ingeniería Informática en Sevilla es femenino

La nueva directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática tiene como objetivo atraer talento femenino y evitar así sesgos de género y raza en la programación

La directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de Sevilla, María del Carmen Romero. Foto: Daniel Galisteo
La directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de Sevilla, María del Carmen Romero. Foto: Daniel GalisteoLa Razón

La relación entre la mujer y la universidad no ha sido siempre fácil. No fue hasta 1910 cuando la mujer pudo matricularse en igualdad de condiciones en Enseñanza Superior en España. A pesar de todos los obstáculos, un siglo después, más de la mitad del alumnado en nuestro país es femenino. Sin embargo, no ocurre lo mismo en las carreras sociosanitarias que en las de ciencia, donde la presencia de la mujer es muy inferior.

Este es el caso concreto del grado en Ingeniería Informática en la capital hispalense, una carrera que lleva 37 años y que ha visto mermado su número de alumnas. Según explica la nueva directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática (ETSII) de Sevilla, María del Carmen Romero, “en la primera promoción había un 42% de mujeres, cuando yo estudié bajo a la mitad y se situaba en un 20%, pero es que en la actualidad se sitúa en el 11%”.

Pocos días después de haber tomado posesión en el cargo, asegura que es “una satisfacción tremenda” poder liderar el centro donde ella estudió. “Todo ello me ha motivado a presentarme a la dirección con la idea de que haya una perspectiva femenina”, reconoce Romero, quien lamenta que la mayoría de las decisiones que se toman a la hora de programar las lleven a cabo los hombres. Así, espera que con esta nueva dirección se amplíe esta perspectiva y se eviten los sesgos de género y raza en la programación.

A este respecto, la directora sevillana considera que las mujeres no se matriculan por una cuestión de orientación en los centros. Romero critica que “cuando se habla de informáticos, todo el mundo piensa en hombres poco agraciados y, en la mayoría de los casos, asociales. Es algo que se nos ha vendido en las películas y series”. Así, señala que las pocas chicas que apuestan por esta formación tienen “las cosas muy claras y la autoestima muy alta”, ya que saben que es “un mundo muy masculinizado” y que en muchas clases probablemente sean las únicas.

Por esta razón, se ha puesto en marcha una red de sororidad entre las alumnas de la Escuela para hablar y compartir distintas vivencias que en el día a día no tienen la oportunidad de hacer con otros compañeros. La idea es que esta red se mantenga en el tiempo para que se puedan asesorar en las distintas empresas.

En esta línea, Romero pretende recuperar esta percepción femenina y espera que el hecho de representar a la Escuela pueda ser un granito de arena para muchas niñas. Ella es la primera ingeniera que hasta la fecha ha dirigido dicha institución y la única que ha presentado un programa electoral.

Justo un mes después de presentar este proyecto, su objetivo es trabajar la parte de Responsabilidad Social Universitaria y crear espacios de convivencia en igualdad. Así, entre las disciplinas que quiere relanzar destacan la Inteligencia Artificial (IA) o la ciberseguridad, dos materias en las que la ingeniera está especializada y con las que considera que puede ayudar a combatir la precariedad laboral en los jóvenes. “Desde la informática se puede trabajar en muchos ámbitos y, además, vivimos en un mundo cada vez más informatizado”, añade. De este modo, detalla como desde la IA se pueden desarrollar algoritmos con una serie de datos, pero advierte que si no se trabaja con una diversidad de género y raza en el desarrollo y diseño de los mismos, esto puede derivar en determinados sesgos.

La Unión Europea requiere a una población cada vez más especializada en competencias digitales para nuevas profesiones incipientes y, sin embargo, hace falta gente que ocupen estos puestos de trabajo. Para ello, esta profesora apunta a que es necesario “cambiar el chip” de la formación y plantear itinerarios curriculares que no sólo se centren en la universidad, sino también en la Formación Profesional. Para este fin, habría que mejorar la orientación académica, uno de sus objetivos durante este mandato, en el que pretende explicar cuáles son las salidas profesionales que tiene la informática y mostrar una realidad más flexible y adaptada a las necesidades del alumnado.

En el ámbito de la conciliación, Romero está de acuerdo en que todavía “queda mucho camino por recorrer” para lograr un equilibrio entre la vida familiar y la profesional. Reconoce que, aunque ella se organiza muy bien, probablemente a partir de ahora tenga que hacer “encaje de bolillos” para hacerse cargo de todo, pero el haber dado este paso hacia delante cree que es necesario para aprovechar “la ruptura de la inercia” y mostrar a otras mujeres que también pueden representar otros puestos de liderazgo.