Cuerpo del Estado
Mayte Éboli, la primera mujer número uno de una promoción de la Guardia Civil en Baeza (Jaén)
En los 77 años de vida de la academia jiennense
Mayte Éboli Vázquez es la primera mujer que ha conseguido ser número uno de una promoción de la Guardia Civil de la academia de Baeza, hito que logró gracias a su pasión por el instituto armado, que fue descubriendo poco a poco en su paso por las fuerzas armadas, según relata a EFE.
Desde el primer momento, los valores del esfuerzo, la disciplina y el honor cautivaron a esta joven de 32 años, de madre venezolana y padre madrileño, una de los 53 alumnos extranjeros de su promoción, y teniendo muy claro que se convertiría en guardia civil para servir a la sociedad.
Éboli lleva viviendo en España desde los 15 años, se graduó en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, y no fue hasta su incorporación al Ejército, donde permaneció seis años, cuando conoció la Guardia Civil porque no tiene ningún familiar cercano en las fuerzas armadas.
Cuenta cómo estando allí coincidió con muchos hijos de guardias civiles, el más cercano su pareja, quien creció toda su vida en casas cuartel, rodeado de agentes, ya que toda su familia era del instituto armado.
“Fueron ellos los que me transmitiendo la filosofía de vida de la Benemérita, los valores, cómo se trabaja, me pareció muy bonito y decidí hacer cambios en mi vida y me lo propuse como meta”, señala.
Una logro que cumplió ingresando en la Academia de Baeza hace nueve meses, un periodo del que se lleva un buen recuerdo aunque asegura que ha sido duro e intenso, de mucho esfuerzo.
“Te despiertas muy temprano, no paras, el estudio es muy fuerte, hay evaluación todos los meses, al final es bastante sacrificado, pero es muy bonito, sobre todo por la gente que conoces es una experiencia inolvidable”, asegura.
Al finalizar este periodo de formación supo que había logrado ser la primera mujer en ocupar el primer puesto en una promoción, en los 77 años de vida de la Academia de Guardias Civiles de Baeza.
Tras recoger su diploma de manos del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, Mayte manifestó sentirse “muy feliz, muy orgullosa y satisfecha de esta distinción, después de tanto trabajo durante todo este año”.
Aunque este hecho supone un hito en la historia de la Guardia Civil, asegura que la presencia de la mujer en el Cuerpo es sólo del 20 por ciento, “aunque cada vez entramos más mujeres, seguimos siendo una representación más pequeña, esto nunca había pasado”.
Perteneciente a la Promoción 127 del curso de acceso a guardias, formada por 1.925 alumnos (398 mujeres y 1.527 hombres) y con una media de edad de 28,95 años “en mi promoción se refleja que la mujer todavía no se decanta por esta profesión”, indica.
Terminado el periodo de formación teórica en la academia, los nuevos guardias civiles se incorporan a sus destinos, donde completarán cuarenta semanas de prácticas en diferentes puestos del país.
Mayte ha elegido realizar las prácticas en Boadilla del Monte, en Madrid, en el puesto principal de la Guardia Civil, su lugar de residencia y en donde permanecerá todo el año para luego elegir su destino definitivo.
“En las prácticas tendremos que hacer un poco de todo, se aprende tanto atención al ciudadano como prevención de los delitos, patrullar, un poco trabajo completo de guardia civil”, indica.
Éboli Vázquez ansía empezar a ejercer su profesión dentro de un año, no le importa los continuos traslados de un lugar a otro por toda España que tendrá que vivir.
Señala que “el cambio de residencia forma parte de tu vida porque eres guardia civil las 24 horas del día, aunque estés de servicio, es inherente al cargo trasladarse por toda España, quizás a pueblitos perdidos, es lo típico de la Guardia Civil, saber que tienes que moverte”.
Destaca que el lema de la Guardia Civil -”El Honor es mi Divisa”- es el valor principal que debe asumir un guardia, además de la vocación de servicio: “Ganas de ayudar a los demás, de tener contacto con el ciudadano, espíritu de sacrificio porque luego se viven situaciones complicadas y buscar la disciplina y el honor como dice la divisa de la Guardia Civil”.
Sobre la conciliación de la vida familiar y laboral asegura que “la Guardia Civil ayuda mucho a las parejas si son los dos guardias se facilita que vivan en la misma ciudad, en el caso de que tengan que trasladar a uno, se puede ir el otro al mismo sitio”.
Aunque de momento no tiene intención de formar una familia, sí está entre sus planes de futuro y está segura que podrá compaginarlo perfectamente con su profesional vocacional.
Mayte anima a los jóvenes que se están planteando seguir su camino y adoptar esta forma de vida que “no lo duden, si algo en su interior les llama, tienen vocación, les atrae, que se preparen muy bien, física y teóricamente, porque hay que esforzarse, la oposición es dura pero luego tiene momentos muy gratificantes y yo creo que les va a encantar”.
Concluye con una cita de A. V. de Vigny que resume su dedicación y pasión a la Guardia Civil: “El honor consiste en hacer hermoso aquello que uno está obligado a realizar”.
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