Seísmo
500 años del terremoto que «trasladó» Almería
Con una mortalidad del 80%, el seísmo destruyó la Alcazaba y derribó muros hasta la Alhambra
Tiembla Almería las últimas semanas con pequeños seísmos, mientras se acerca una efeméride que cambió para siempre la historia de la provincia y su capital. El Ayuntamiento, junto a colectivos del ámbito cultural almeriense, han preparado alrededor del 22 de septiembre unas jornadas para recordar el «V Centenario del Terremoto de Almería. El nacimiento de una ciudad». Poco que celebrar de un suceso que se calcula costó la vida a más de 2.500 personas, afectando a más de 80 poblaciones del sureste peninsular. Pero se quiere recordar la influencia clave del gran terremoto de Almería en el devenir inmediato de su sociedad con exposiciones, conferencias, visitas guiadas y conciertos didácticos. «Estas jornadas ponen en primera plana el valor de nuestro patrimonio cultural», dice la presidenta de «Amigos de la Alcazaba», Maite Pérez. «Creemos que van a tener mucho alcance, algo que siempre hemos querido». El movimiento por la defensa, difusión y disfrute del patrimonio almeriense participa en una programación que cuenta también con el apoyo de otras asociaciones culturales como «Maguén Sefarad». Su responsable, Clara Martínez, ponía el énfasis en que el evento permitirá «conocer y reconocernos como nuestra propia ciudad, las diversas sociedades históricas y sus distintas transformaciones». Intervendrán catedráticos, geólogos e historiadores y se pondrá sobre la mesa el ejemplo más extremo de una realidad que sigue vinculada a esta tierra, la ingente actividad sísmica.
«Tuvo su epicentro en Instinción, se sintió en una amplia área geográfica, hasta Granada y en la Alhambra», recuerda el investigador y divulgador de la Historia almeriense Antonio Sevillano. «Fue terrible. Aunque no había aparatos para la medición, los sismólogos calculan que fue del orden de casi 7 puntos en la escala de Richter y muy en superficie. Sus efectos fueron devastadores». Aunque sufrieron destrozos todas las poblaciones que entraron en su rango de acción, sobre todo en la comarca del Bajo Andarax y con fuertes réplicas posteriores, ha sido ampliamente documentado «el destrozo por completo de la entonces ciudad de Almería. La Alcazaba se cuarteó en el 80% de su muralla, la antigua Catedral se vino abajo y cayeron también las antiguas Casas Consistoriales, en la intersección de la calle de la Reina y la calle Almedina» La información datada en los registros documentales de la época refleja «enterramientos de mujeres, de niños, de hombres. Se calcula que el 80% de la población que residía allí. El derrumbamiento de casas obligaba a la reconstrucción de una ciudad que cambio de ubicación», dejando la configuración urbana que actualmente presenta la capital almeriense. «Había dos murallas, una que bajaba por la calle Real y otra que lo hacía por el Cerro de San Cristobal. Entre ellas estaba el arrabal, el barrio de la almusaya y ahí es donde se trasladó la población». Dice el historiador y escritor que «solo aguantó con pocos desperfectos la atarazana, el lugar donde se calafateaba, donde se arreglaban los barcos. El resto, todas las instalaciones que había dentro de la muralla, se trasladaron».
Ante este desastre natural, el Archivo Municipal que llega a nuestros días recoge también la ayuda del rey Carlos I y la corona de Castilla. «Ayudó fundamentalmente para la reconstrucción de la Alcazaba. El gran contingente económico fue para elementos defensivo y militar de la estructura. Pero es verdad que también allí se cobijaron muchos almerienses antes de que se arreglaran sus casas. El resto de la ciudad salió adelante con mucho esfuerzo», concluye Antonio Sevillano, en apoyo a cualquier iniciativa tendente a que se ponga de manifiesto lo que ocurrió hace cinco siglos.
Sólo unos años antes, el 9 de noviembre de 1518, también un terrible seísmo cambió para siempre el destino de la localidad almeriense de Vera, al arrasar el epicentro que los árabes fundaron allí en el siglo IX: la ciudad de Bayra. Y aún hoy, junto a Granada y Murcia, Almería es la región más afectada por los terremotos, lo que se entiende por su situación geográfica junto a la falla Al-Idrissi del Mar de Alborán, a escasos kilómetros del choque de las placas tectónicas africana y euroasiática.
Experiencia sísmica también en la localidad almeriense de Adra, la primera en contar con un Plan de Actuación y Vulnerabilidad en Andalucía, en concreto, desde otro gran terremoto sufrido en 1994. Almería es una provincia que posee varias zonas en las que se han obtenido intensidades sísmicas de 7 y 7,5 para un periodo de retorno de 475 años y cuyo litoral entra Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos. Bucear en su Historia de Almería es encontrar los daños causados por este fenómeno natural, aunque los datos de distribución indican que, en la actualidad, la sismicidad es dispersa y moderada, rara vez a profundidades superiores a 20 kilómetros y siempre a menos de 100 kilómetros. Por todo ello, Almería «no celebra» sino «conmemora» un temblor que movió, literalmente, su centro.
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