Entrevista

Ana Escobar: «La creatividad no solo cura sino que previene la enfermedad»

Esta artista, reconocida internacionalmente, ha puesto en marcha en Galaroza el proyecto «TierraFuego» para «conectar con uno mismo» mediante el trabajo con el barro

Ana Escobar
Ana EscobarLa RazónLa Razón

Huelva, Londres, Tokio, Madrid… Galaroza. Ana Escobar es una fotógrafa trotamundos que ha encontrado en la cerámica el obturador perfecto para el encuentro o enfrentamiento de una persona consigo misma. Utiliza un torno como obturador donde observar, para reflejar y sanar, las luces y sombras de nuestras experiencias. Poner en sepia una situación para sacarle brillo y color a tu existencia. «Tierra Fuego» se llama su proyecto, una vuelta al origen para seguir caminando hacia lo desconocido.

De tutora en la Universidad de Artes de Londres, fotógrafa de la Tate Modern a «cerámica-consciente» en la Sierra de Huelva. ¿Tierra de por medio o vuelta a Ítaca?

Pues mira ni una cosa ni la otra, o las dos juntas. Me fui a Londres de casualidad, para ayudar a un amigo que no hablaba inglés y acabé quedándome diecinueve años. Me desarrollé como artista y fotógrafa profesional, viví mi vida adulta allí pero a medida que cumplía años, más estaba en la cabeza la idea de volver. Llegó la pandemia y decidí con mi pareja que era el momento de estar más cerca de casa. Cursé el grado superior de cerámica artística en la escuela de arte León Ortega y cambió mi vida otra vez.

Comienzas nueva etapa en Galaroza con el proyecto «Tierra Fuego», un espacio de cerámica «consciente de bienestar psico-emocional y de arte».

Yo vengo de una tradición de arte contemporáneo a la par que me graduaré en unos meses como terapeuta gestalt. Con este proyecto me interesa profundizar sobre qué nos ocurre cuando trabajamos con barro. No es tanto la pieza final, o que sea un momento de diversión o como muchas veces se dice para desconectar, sino todo lo contrario. Yo ofrezco mi espacio como un lugar para conectar con una misma, con tus sensaciones, tus manos, tus sentidos, la creatividad, el no pensar; con dejar un poquito fuera la cabeza rumiante, esa del pensamiento constante. En el camino he contado con la colaboración fundamenta de «Hola Pueblo» y el programa Gira Mujeres de Coca Cola.

¿Cómo ayudas a revertir la frustración, el miedo o bloqueo a través de la artesanía?

No es revertir sino observarte. El crecimiento pasa por ser conscientes de una situación y aceptarla. La frustración y el miedo buscan la salida rápida de salir corriendo para escapar del problema y sin darnos cuenta los trasladamos a otras muchas esferas de la vida hasta que se instalan en nuestra manera de estar en el mundo. Para afrontarlo, invito a la persona a sentarse en el «diván» del torno. A veces la tan deseada transformación comienza con un «simple» darnos cuenta. Merece la pena observarnos.

Y frente a esta terapia de choque comienza a forjarse el cuidado a través de la prevención.

La creatividad no solo cura, sino que previene la enfermedad. Sí, yo creo que en un mundo que previene simplemente desde el estar en contacto con una materia viva en nuestras manos. Ahuyenta a los ladrones de tiempo porque tienes la mente y cuerpo ocupado. No estás en el móvil, ni en la mente rumiante o crítica. Le ponemos atención al trabajo, al grupo, a como le hablamos a la pieza, a la compañera, a ti misma. No va tanto por la diversión llana, si no por una practica que te ayuda a tomar conciencia de ti, del disfrute, del colectivo. Te das un tiempo para ti y concentras tu ser en identificar un problema y poner tu creatividad de tu parte para salvarlo con tus propias manos… o destruirlo.

¿Cómo destruirlo?

Es una posibilidad más que ofrezco cuando alguien se siente muy frustrada. Si pasa algo que no quieres y no te gusta… Pues es como una pieza de cerámica que sale mal… Rómpelo y comienza el proceso de nuevo. A veces, una manera de confrontarnos, pasa por manifestar nuestra propia rabia o frustración en un espacio seguro.

El torno es buena metáfora. Amasar, prestar atención al plato, regreso al origen del agua y la tierra. Vuelta «de manual»… a lo manual en vez de lo digital.

El torno te centra, es hipnótico. Ante cualquier fallo de concentración la pieza se desfigurará. Todo pasa muy rápido, no hay tiempo para pensar, no hay tiempo para la teoría; o tu mano está conectada con todo tu ser, o todo se irá al cajón de las piezas rotas.