Entrevista

Antón Cortés: «El flamenco ha sido siempre nuestra forma de resistir y de existir»

Con su nuevo single, da un paso firme en su carrera: flamenco en la voz, libertad en el mensaje y orgullo en la identidad

Antón Cortés: «El flamenco ha sido siempre nuestra forma de resistir y de existir»
Antón Cortés: «El flamenco ha sido siempre nuestra forma de resistir y de existir»La Razón

Con 14 años, Antón Cortés debutó en el mítico tablao madrileño Casa Patas. Desde entonces, su trayectoria ha sido la de un artista que camina con un pie en la raíz flamenca más profunda y el otro en la evolución musical de una nueva generación. Ahora, este madrileño con alma andaluza presenta su single «Soy como el aire», una canción «con alma y verdad», como él mismo la define, que nace de su puño y letra y de su historia más íntima. Nieto de Antonio Cortés Bustamante y emparentado con Joaquín Cortés, el joven artista ha compartido cartel con figuras como Alejandro Sanz o Ana Mena, y es también una voz activa en la defensa de los derechos del pueblo gitano, siguiendo la estela de su madre, la activista Pilar Heredia. El año 2025 ha sido declarado Año del Pueblo Gitano, y Antón no piensa desaprovechar la oportunidad de visibilizar su herencia cultural.

Su nuevo single, «Soy como el aire», suena muy personal. ¿Cómo nació?

Es una canción muy especial para mí, la compuse junto al artista Reche, y es la primera vez que participo directamente en la creación de una canción desde la raíz. Nació como un regalo para mi pareja, como una forma de decirle que siempre estoy con ella, protegiéndola, como el aire que la envuelve. Habla de libertad, pero también de amor y cuidado. Tiene una letra muy sentida, un estribillo fuerte, y transmite esa sensación de ser invisible y a la vez imprescindible.

¿Qué queda del flamenco en una canción como esta?

En esta canción, el alma flamenca está en mi voz. La base musical no tiene compases flamencos tradicionales, pero mi forma de cantar, mi forma de sentir, siempre viene del flamenco. Vengo de una familia profundamente flamenca y gitana, pero también me he nutrido de muchos géneros. Eso me ha dado una identidad vocal muy mía. Aunque explore sonidos más actuales, nunca pierdo mis raíces.

Debutaste muy joven en Casa Patas. ¿Qué recuerdas de aquel inicio?

Fue a los 14 años, junto a Talegón de Córdoba. Empezar en un lugar así marcó mucho mi camino. Poco después fiché con Universal y con solo 17 años lancé mi primer disco. Empecé muy pronto, pero con mucha verdad. Lo que tengo claro es que, desde entonces, no he parado de evolucionar, de aprender, de fusionar.

Tu apellido impone. ¿Qué peso tiene para ti ese legado familiar?

Mucho, pero no como una carga, sino como una inspiración. Mi padre, mis tíos... son muy exigentes, auténticos críticos del flamenco. Pero siempre he recibido de ellos apoyo y consejos, nunca reproches por no hacer «flamenco puro». Me agradecen que lleve el apellido Cortés con orgullo, que siga haciendo arte a mi manera. Me han enseñado a respetar la raíz, pero también a volar.

¿Qué papel tiene hoy el flamenco dentro del pueblo gitano?

Sigue siendo una forma de expresión muy poderosa. El flamenco nació como una música de resistencia, como un grito del pueblo gitano ante la represión. Hoy, aunque se ha comercializado y ha evolucionado, quien se sienta en una silla y canta por soleá o por seguiriyas, sigue defendiendo su identidad. Es una herramienta para luchar contra el racismo, para reivindicar lo que somos. No ha perdido su esencia, solo ha ampliado sus formas.

Su madre, Pilar Heredia, ha sido pionera en el activismo institucional gitano. ¿Qué has aprendido de ella?

Todo. Lo primero que me enseñó fue: «No te conformes nunca». Me inculcó la humildad, la lucha constante, y sobre todo, el valor de no rendirse ante los prejuicios. Lo que ella ha hecho por nuestra comunidad es inmenso, y aunque yo esté en la música y ella en otro ámbito, compartimos la misma batalla: dignificar lo nuestro, luchar por la igualdad y abrir caminos.

Este año, 2025, se ha declarado Año del Pueblo Gitano. ¿Cómo vives tú esa conmemoración?

Con muchísimo orgullo. La Asociación Intercultural Casa Gitana, que preside mi madre, ha sido reconocida por su labor, y me emociona porque es una lucha de muchos años. Yo, desde mi música, también me involucro. Hace poco canté con la Banda Municipal de la Policía de Madrid, en un evento institucional. Un gitano cantando ante altos cargos policiales: eso hace unos años era impensable. Hay que seguir rompiendo estereotipos. Si demuestras ser una persona con valores, con principios, con educación, que sabes convivir, que te sabes integrar, ¿qué más da que sea gitano o no?

Madrid y Andalucía: dos tierras en ti. ¿Cómo se convive con ese doble arraigo?

Nací en Madrid, en el barrio de Usera, pero mi sangre es andaluza: Córdoba y Granada están en mis venas. Es un orgullo llevar las dos culturas dentro, y creo que eso también se refleja en mi música: el acento castizo y el duende andaluz.

¿Qué viene ahora en su carrera profesional?

Estamos preparando un EP con cinco canciones. El 25 de julio salió el siguiente single, «Un último intento», y después vendrán dos rumbas flamencas muy potentes. Además, tengo varios conciertos, y el 5 de agosto daremos un gran show en las Fiestas de San Cayetano, en Madrid, en la Plaza General Vara del Rey, en pleno Rastro. Será una noche muy especial, con artistas invitados, y me gustaría invitar desde aquí a todo el mundo.

¿Con qué artista sueñas con colaborar en el futuro?

Con Luis Miguel o Marc Anthony. Pero siendo un poquito más realistas, pues a lo mejor hacer un tema con Pablo Alborán o Manuel Carrasco

Y, por último, un mensaje a los jóvenes gitanos...

Que luchen, insistir al final te abre puertas. El camino es difícil, pero el trabajo da resultados.