Macrojuicio
Caso Magrudis: intoxicados antes de nacer
A al menos dos afectadas por la listeriosis se les adelantó el parto, con graves secuelas para sus bebés
Un total de 101 afectados y 13 hospitalizados, uno de ellos de gravedad en la UCI. Este es el último balance de afectados del brote de salmonelosis detectado en el conocido restaurante Casa Dani de Madrid. Una intoxicación alimentaria que ha hecho resonar los ecos de aquel brote de listeriosis de 2019 que afectó a 235 personas y provocó 7 abortos y 4 muertes. Algunos afectados todavía arrastran secuelas físicas y psicológicas y todos ellos buscan justicia.
El proceso judicial está siendo demasiado largo. La instrucción concluyó en julio del año pasado con 7 imputados: además del dueño de Magrudis, José Antonio Marín Ponce, su mujer y sus dos hijos, se incluyó al arquitecto Sergio L.G; al economista de Magrudis, David M.M.; y a la inspectora veterinaria municipal María José O.B.
«Ahora queda que las defensas y los responsables civiles presenten sus escritos de calificación, que concluya la investigación y el caso de lleve a enjuiciamiento», explica el letrado del Defensor del Paciente, Damián Vázquez, que defiende además a varios intoxicados. «Es un macrojuicio para el que todavía no hay fecha y del que algunos afectados se han quedado fuera», reconoce el abogado.
Es el caso de Inmaculada Ruiz, quien no ha podido personarse como acusación al no aportar un dato clave en el diagnóstico: el tipo de listeriosis por el que fue ingresada. Inmaculada estaba embarazada de 20 semanas cuando se intoxicó. «Fue por una tosta de carne mechada que comí en el desayuno, en el Bar Mariqui. El dueño, Paco, me confirmó que era de Magrudis», explica a este diario. El mismo día que desayunó esa carne mechada, por la noche acudió al hospital con vómitos, diarrea, malestar general «y me dejaron ingresada». En el juicio clínico confirmaron que era listeriosis y fue cuando Inmaculada acudió al abogado para demandar a los responsables de Magrudis. «Después de esperar tanto, hace poco mi abogado me dijo que necesitaba confirmar qué cepa de listeriosis cogí para poder seguir con el caso, pero no me ha sido posible confirmarlo», lamenta. Reconoce que le «duele» porque no solo ella sufrió las secuelas, también su hijo. «El parto se me adelantó cinco semanas, el niño nació prematuro y con bajo peso por culpa de la listeriosis, yo lo achaco a eso», incide y critica las trabas en este caso. «Me dan la sensación de que lo quieren tapar», denuncia.
Concha Román también estaba embarazada, en su caso de 30 semanas, cuando se intoxicó de listeriosis. En su caso sí pudo confirmar que la cepa de listeriosis concordaba con la de la carne mechada contaminada de Magrudis y tanto ella, como su hija, están personadas en el caso. El caso de Concha fue especialmente duro. A la semana 12 de embarazo detectaron al feto alteraciones cromosómicas compatibles con el Síndrome de Down y recuerda cómo en cada ecografía rutinaria tenía que «defender la vida de mi hija». Más aún cuando a la semana 30 se enteró de que tenía listeriosis y, al poco, empezó a sufrir contracciones. Recuerda que pasó todo aquel mes de agosto de 2019 ingresada y que tuvieron que adelantarle el parto porque «el cordón umbilical estaba debilitado y la niña no estaba alimentándose bien». «Fue un parto muy traumático», reconoce Concha. Primero, por la alteración cromosómica que detectaron a su hija y las patologías derivadas de ello; segundo, porque no sabían si la listeriosis había llegado a afectar también al bebé. «Recién nacida le aplicaron el protocolo como si tuviera listeriosis, le administraron medicamentos, le hicieron una punción lumbar... fueron tratamientos muy agresivos», recuerda.
Como consecuencia de la listeriosis, su hija nació antes de tiempo, «con los pulmones todavía inmaduros». Algo que le ha provocado graves secuelas: «Ha tenido crisis respiratorias gravísimas», asegura. Por ello, ha demandado también a Magrudis por todos los daños que la listeriosis ha provocado a su pequeña. Pese a todo lo sufrido, Concha repite incansable que su hija «es el mayor tesoro que me ha dado la vida».
Y nació Carmen Jesús
Concha Román cuenta así su experiencia:
"El último periodo de mi embarazo transcurrió en la cuarta planta del hospital maternal Virgen del Rocío. La vida de mi hija aún no nacida estaba en peligro, me contagié de listeriosis y existía una grave riesgo de parto prematuro, las contracciones eran constantes y la entrega de los profesionales sanitarios que afrontaron esta crisis fue absoluta. Cuando las contracciones no remitían había tiempo para la reflexión: ¿ por qué ante tantas preguntas incómodas desde el inicio de mi embarazo tenía que responder justificando la vida de mi hija?¿donde están los protocolos de actuación y apoyo para las madres que libremente deciden remar en dirección contraria?
Una translucencia nucal fuera de los parámetros normales nos hizo conocer el protocolo de actuación para el cribado de anomalías congénitas y al mismo tiempo sentir la presión que el sistema ejerce sobre unos padres que apuestan y defienden la vida de una hija aún no nacida. Fue un camino muy duro lleno de dificultades, la última protagonizada por el mayor brote de listeriosis que se ha dado en Europa, pero superado gracias al apoyo de mi marido y a nuestra sólida formación en valores, tomando como valor supremo la vida .
El corazón de nuestra hija latía desde el mismo instante de su concepción y ahí empezó la magia, Carmen de Jesús nació con un cromosoma extra en el par 21, hace ahora tres años, para dar luz a todos los que se cruzan en su camino".
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