Salud

Los casos de ETS aumentan en Andalucía casi un 200% desde el 2016

Las infecciones por gonorrea y clamidia se disparan, según la reciente memoria publicada por el Instituto Carlos III relativa al 2022, y el linfogranuloma venéreo despunta

Un profesional sanitario practica un test diagnóstico a una mujer
Un profesional sanitario practica un test diagnóstico a una mujer EP

El último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, pone de manifiesto que las enfermedades de transmisión sexual (ETS) han dejado de preocupar a los jóvenes y que hay una clara relajación de las medidas preventivas.

A finales de enero, RENAVE publicó la memoria de 2022, que incluye las enfermedades de declaración obligatoria: gonorrea, sífilis, clamidia y linfogranuloma venéreo. De estas cuatro, en Andalucía se detectaron un total de 6.897 casos, un 200% más que en 2016, cuando se empezaron a recoger datos.

La explosión de la gonorrea es preocupante. En la comunidad andaluza se ha pasado de una tasa de infección de 8,63 casos por cada 100.00 habitantes en 2016 a 31,87 en 2022. Aunque el incremento ha sido progresivo, se ha detectado un pico en 2022: la tasa de contagios subió 20 puntos en un año.

En el caso de la sífilis, también se ha constatado un aumento, pero no tan grave. En 2022, se identificaron 1.480 casos en Andalucía, con una tasa de infección de 17,33 por cada 100.000 habitantes, 10 puntos más que en 2016.

Con la clamidia ha pasado algo parecido que con la enfermedad gonocócica. De los 759 casos notificados en 2016 se ha llegado a los 2.619 en el 2022, año en el que también se observa un pico, con una tasa de infección 15 puntos por encima que en 2021.

La última de las enfermedades obligatorias que incluye RENAVE es el linfogranuloma venéreo, que compromete a los linfomas del área genital y está causada por unos serotipos de la bacteria Chlamydia. Es todavía minoritaria pero está empezando a despuntar. Si en 2016 se detectaron apenas dos casos, en 2022 fueron 77. El linfogranuloma venéreo comenzó a tenerse en cuenta antes de la pandemia, en 2019, cuando hubo un enorme repunte, con 33 notificados frente a los seis de 2018. Desde el 2019 las infecciones se han mantenido en torno a la treintena de casos, pero en 2022 se produjo un «boom» y se alcanzaron los 77.

Pese a las cifras, Pompeyo Viciana, quien fuera jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciones del Hospital Virgen del Rocío, rebaja la alarma. «Cuando salen los balances anuales siempre hay un incremento, las enfermedades de transmisión sexual van a existir siempre y lo que hay que luchar es por el sexo seguro», apunta este doctor ya jubilado.

Entre las causas, Viciano apunta a que «cada vez hay más sexo abierto y sin protección», sobre todo en el colectivo de hombres jóvenes que mantienen sexo con otros hombres. En este ambiente, incide Viciano, «se preconiza mucho las relaciones seguras, pero lo cierto es que no se practican», sobre todo con la llegada de la PrEP (Profilaxis pre exposición), medicamentos que reducen la posibilidad de contraer el VIH. «La PrER protege contra el VIH, pero no contra el resto de enfermedades de transmisión sexual, por eso los usuarios de este tratamiento van a hacerse las revisiones cada tres meses», apostilla este doctor.

Una mención especial merece el linfogranuloma venéreo, una ETS reciente que empezó a detectarse en 2018, con serias dificultades. En ese año llegó la ola epidémica a Andalucía, después de recorrer Inglaterra, Holanda, París, Madrid y Barcelona. «Por aquel entonces empezaron a venir a consulta varones con una prostitis exagerada y enseguida nos dimos cuenta de que no era una ETS al uso. No había forma de diagnosticarlo, no existía conocimiento. Se empezaron a hacer pruebas, y de forma experimental, en el Hospital de Valme y luego en el Virgen del Rocío. Entre los dos centros en un solo año llegamos a identificar una cuarentena de casos».

Viciano insiste en la importancia de la detección precoz, porque ha habido casos de linfogranuloma venéreo que se han complicado, llegando a perforar intestino y vejiga, cuando «con el tratamiento adecuado se resuelve en unas 48 horas».

En el grupo de las mujeres, la ETS más frecuente y la que más se complica, explica el doctor, es la clamidia, ya que puede llegar a provocar embarazos ectópicos, obstrucción de las trompas de falopio e infertilidad.

Con todo, este experto insiste en la importancia de prevenir cuanto antes para evitar que se siga habiendo contagio. «Cada vez hay más sexo abierto y no se quiere usar el preservativo, por eso es esencial que se la gente que lo practica se haga un despistaje de ETS cada tres años, aunque de eso no hay costumbre en España», lamenta.