
Histórico apagón
Las dos claves para entender cómo regresó la luz en Andalucía
El catedrático de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Sevilla Antonio Gómez explica el proceso

El apagón del pasado lunes dejó sin electricidad a toda España durante varias horas, con momentos de gran incertidumbre que ya permanecerán para siempre en el recuerdo: teléfonos móviles desconectados de Internet o metros y tranvías que interrumpieron súbitamente su circulación. Esta situación prácticamente inédita en el país finalizó al día siguiente. Sin embargo, la reposición del suministro fue escalonada en función de la comunidad e incluso de la provincia, ciudad y calle en concreto.
En Andalucía, por ejemplo, las últimas zonas sin luz en la mañana del martes se encontraban principalmente en el este de la región, en Jaén o Almería. Una circunstancia que se explica por la menor densidad de líneas en el área oriental, la distribución en función de la demanda y la cobertura de servicios esenciales o la conexión desde el Campo de Gibraltar con Marruecos, que ayudó en el restablecimiento del servicio en el sur de España, recuerda a Europa Press el catedrático de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Sevilla (US) Antonio Gómez.
Este país norteafricano se conecta con España por Cádiz, así que la conexión "progresó más rápidamente por Sevilla que por Almería". Además, recuerda que en la zona occidental "se encuentra la central nuclear de Almaraz (en Cáceres, en concreto) o la Central Térmica de Los Barrios (Cádiz)". En definitiva, "hay más intensidad de líneas de transporte", explica.
El catedrático de la US apunta que la recuperación del suministro, en caso de que que Marruecos hubiera estado desvinculado de la red y el restablecimiento llegara únicamente mediante la conexión con Francia, "habría empezado igualmente" por el oeste al haber más red y demanda, aunque "dependería de otros factores, como la progresión por el Levante y la cercanía de Almería a Murcia y Alicante".
"Si fallan las líneas del oeste se progresa por el este. En todo caso, esos detalles están protocolizados pero no son públicos", incide Gómez. Asimismo, puntualiza que si la central térmica Litoral de Almería, cerrada por política de descarbonización, se hallara en funcionamiento, a lo mejor la reposición del suministro "hubiera progresado antes por allí".
Las renovables, en el foco
En otro orden, el catedrático también se ha referido a la polémica en torno a que una excesiva dependencia en la producción fotovoltaica esté detrás de la interrupción del suministro, a lo que ha apostillado que el lunes anterior, día 21 de abril, se registró en torno a las 13,00 horas (poco después del apagón) "más de cuatro gigavatios más de fotovoltaica" que este lunes tan fatídico para el sistema.
Por lo tanto, "no es ese el problema. Es un cúmulo de circunstancias y de acontecimientos, todos ellos juntos, que han tumbado el sistema, posiblemente la desconexión en cascada de dos o tres centrales que tendrá que explicar Red Eléctrica cuáles son".
También ha aludido a que la sustitución de energía convencional por otros generadores como son la fotovoltaica o la eólica sí acarrea un menor inercia mecánica. Ello se refiere a que el movimiento generado por la forma de producción de energía de los generadores convencionales (mediante turbinas) ayuda a neutralizar fluctuaciones radicales en la red y darle estabilidad al sistema.
Sin embargo, "la inercia es un arma de doble filo, es buena para que no baje la frecuencia, pero es mala para que suba". "El fenómeno de la inercia es para que cuando haya una pérdida de generación, el resto de generadores, con su energía cinética, puedan suplir esa pérdida de energía hasta que los sistemas de control reaccionen, pero los sistemas de control de las plantas fotovoltaicas son tan rápidos que incluso sin tener inercia son capaces de variar su potencia tan rápido o más que las centrales convencionales", aclara Gómez y precisa que la inercia influye "en los primeros milisegundos, después ya es respuesta en frecuencia", donde destaca la rapidez de "los fotovoltaicos porque tienen un convertidor electrónico".
"La razón por la que no hay apagones justamente es porque el operador del sistema sabe que esas renovables no tienen inercia mecánica, pero a cambio tienen otras virtudes. Y si miras, por ejemplo, después del apagón, ¿cómo se hizo la reposición? Durante las primeras horas la hidráulica fue el principal instrumento para hacer la reposición, ayudada por las otras renovables paradójicamente. En cambio la nuclear, una vez que se apaga tarda horas en conectarse", ha abundado Gómez, que sí recuerda que "cada una tiene sus ventajas e inconvenientes".
Además, explica que "ya se cuida mucho el operador de que la inercia no baje de un cierto umbral", y apostilla que "hay máquinas rodando en sincronismo suficiente para atender cualquier eventualidad". El catedrático de la Universidad de Sevilla también apunta que tanto la fotovoltaica como la eólica tienen capacidad de regulación, "aunque mucha gente piense que no regulan".
En cuanto al motivo del apagón, el experto ha incidido en que aún no se conoce si se debió a un problema de falta de generación eléctrica o de exceso: "¿Bajó la frecuencia por que se perdió un generador, o subió la tensión y la frecuencia por que se perdió la conexión con Francia y dejamos de exportar tanto como exportábamos y entonces sobra generación? Esa es la gran duda".
El experto ha enfatizado en que "se necesita mucho almacenamiento", y ha lamentado en este punto que "tenemos que hacer vertidos de renovables porque hay momentos del día donde no podemos incorporarlas todas al sistema". "Para evitar esos vertidos tiene que haber almacenamiento, que fundamentalmente son ciclos centrales de bombeo y batería", indica, y pone de relieve que "el hecho de que el almacenamiento vaya retrasado, en España, en Europa en general, pero en España en particular, respecto a Estados Unidos o Australia u otros países como nosotros, sí obedece a una mala política administrativa o regulatoria".
En un recorrido histórico de la red en España, Gómez ha recordado que en 1981 ya hubo un apagón destacado en el país, que dejó entonces a varias comunidades sin electricidad. Del mismo modo, rescata un suceso parecido en 2003, en Italia, cuando la caída de un árbol sobre una línea de alta tensión en Suiza, a causa de una fuerte tormenta, dejó sin luz durante varias horas a 56 millones de personas.
Por último, el experto en ingeniería eléctrica ha mantenido que "no existe nada en el mundo que sea infalible". "Si lo piensas bien, no hay nada, también de cuando en cuando se cae algún avión. Afortunadamente, muy rara vez". Así, plantea que "para que una red no tuviera apagones tendríamos que gastarnos cuatro o cinco veces más en infraestructura", y termina con ironía: "lo pasa es que el próximo será dentro de otros 40 años y ya no lo veré. Pero puede haber, claro. Muy improbable, eso sí".
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