Sostenible

Envases hechos con algas para productos hortofrutícolas

Futuralga prevé utilizar el año que viene los envasados biodegradables para el sector agroalimentario

Bandeja de alimentos creada a partir de algas marinas.
Bandeja de alimentos creada a partir de algas marinas.Futuralga

«Si no puedes con el enemigo, únete a él». Esta frase de San Lupo de Troyes (383-477 d.c.) bien podría argumentar el proyecto que, hace más de cinco años, decidieron poner en marcha Sofía Tristancho y Víctor Manuel Pérez. Dos estudiantes de Ciencias del Mar de la Universidad de Cádiz (Víctor, natural de Ríotinto, y Sofía, de Jerez de la Frontera) que encontraron en las playas de Cádiz al mejor de los «enemigos» posibles. Un «náufrago invasor» que de un tiempo a esta parte se ha convertido en una de las mayores pesadillas de la flota pesquera y los ayuntamientos costeros: el alga.

Ocupados y preocupados desde hace años por ella, por su destino –la gran mayoría se recoge y se quema, generando CO2–, Sofía Tristancho y Víctor Manuel Pérez «gritaron» aquello de «¡Eureka!» cuando acudieron a una feria de alimentación en Madrid y vislumbraron la enorme incongruencia de presentar productos saludables como frutas o verduras en envases tan a contracorriente como el plástico y el cartón.

Fue cuando se dieron cuenta de la necesidad de dotar a estos productos de envases que «no les restaran su valor ecológico» y, sobre todo, del protagonismo que en ello podrían tener las algas.

Desde entonces, con un sinfín de reconocimientos, premios –Andalucía de Economía Social, Mares de Europa…– y apoyos para la investigación de un producto pionero a nivel internacional, centraron sus pasos en la fabricación de envases sostenibles, biodegradables y compostables para el sector agroalimentario a través de «Futuralga». El objetivo, lograr un envasado con «residuo cero» en línea con las aspiraciones en materia de bioeconomía circular por la que apuesta la Unión Europea.

Proyecto, en el que, bajo la denominación del Grupo operativo agrario «AlgaEcopack» y con apoyo de los fondos Feader, encontraron la complicidad de los investigadores de la Universidad de Cádiz, el Instituto de Empleo y Desarrollo Socioeconómico y Tecnológico (IEDT) de la Diputación Provincial de Cádiz, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía y la cooperativa agrícola Nuestra Señora de las Virtudes de Conil y que ya cuenta con un prototipo que, si los plazos se cumplen, comenzará a emplearse el año que viene.

Frente al alga asiática

Con ser un paso de gran importancia para la eliminación del plástico y el cartón en el envasado de hortalizas y verduras, una de las grandes noticias para el litoral gaditano es que para su fabricación, «en la que se utilizan otros componentes orgánicos», sirven todo tipo de algas (rojas, verdes y pardas); de forma muy especial la asiática invasora, ya que, según apuntan, hace gala de una «homogeneidad» que facilita la elaboración.

Algas que, como es sabido, han desplazado a las autóctonas y están provocando un gran daño en el ecosistema marino gaditano. Especialmente en la zona del Estrecho, tal y como desde hace años atestiguan los pescadores de la zona, quienes denuncian la pérdida de especies y tienen grandes problemas para faenar frente a una especie con una alta capacidad reproductiva –en torno a 400 toneladas diarias–.

«Los trabajos realizados confirman con este primer prototipo –apuntan sus creadores– que es posible reciclar un residuo vegetal como son las algas (arribazones) y transformarlas en bandejas totalmente biodegradables para el transporte y la comercialización de productos hortofrutícolas, sustituyendo el poliestireno expandido y cumpliendo los estándares normativos europeos».

Será la cooperativa agrícola Nuestra Señora de las Virtudes de Conil (con más de 500 socios en la comarca de La Janda y Chiclana) la primera del sector en emplear unos envases que, tal y como demandó su presidente, Bartolomé Ramírez, no supondrán un gasto añadido y, por tanto, un lastre para la competitividad de sus productos.

«Lo que nos llamó la atención es el uso de un residuo natural que puede sustituir a un derivado del petróleo por un producto biodegradable, ya que una de nuestras funciones es buscar la sostenibilidad en las producciones agrarias junto a nuestros agricultores y profesionales», precisa José Luis Ibáñez, secretario provincial de COAG, dispuesto a que el nuevo envasado se expanda al resto del sector cuando sea convalidado.