Medio Ambiente

Exenciones de deudas y rogativas pro pluvia: las peores sequías de la historia

Andalucía enlaza la época más seca del siglo XX y del XXI en un período de 35 años y cinco etapas

El pantano de La Viñuela, que abastece a 200.000 personas
El pantano de La Viñuela, que abastece a 200.000 personas de catorce municipios de Málaga, está al 12% de su capacidadÁlex ZeaEuropa Press

En abril las aguas no sólo no fueron mil, sino que pasó el mes sin que apenas cayera una gota del cielo. Cuando hasta el refranero se tiene que adaptar al cambio climático es que la situación es urgente. El pasado marzo fue el más cálido del siglo XXI y el tercero desde el inicio de la serie histórica en 1961. También fue el segundo mes más seco del siglo actual y el sexto desde el comienzo de la serie. Andalucía enlaza, prácticamente, la peor sequía del siglo XX, de 1991 a 1995, con la peor del siglo XXI, que se expande de forma guadianesca a lo largo de los 23 años que han transcurrido. El año hidrológico 2021-2022 fue el tercero más seco del siglo XXI y el cuarto de la serie. Apenas se ha encadenado un lustro húmedo entre sequías y en los últimos cinco años ha llovido menos que la media natural. Los períodos secos, por el contrario, cada vez duran más y con más aridez de la esperada. Desde 2018 no llueve lo necesario.

Andalucía ha soportado en los últimos 35 años, cuatro importantes periodos de sequía al que se sumaría el actual. Los más recientes son los que se enmarcan entre los años 1992 y 1995 y el que comenzó en 2004 y finalizó en 2010. Estos periodos conllevaron reducciones en las precipitaciones superiores en algunas cuencas de más del 40%, aunque sus efectos sobre la población fueron diferentes gracias a la consideración de este fenómeno como un elemento coyuntural a nuestro clima.

El documento «Escenarios de cambio climático en Andalucía: variación de las precipitaciones medias en el siglo XXI por treintenas a nivel municipal» de la Consejería de Medio Ambiente barajaba una caída del 4% de las precipitaciones entre 2011 y 2040 de un 4,25%; de un 8,04% entre 2041 y 2070 ; y de un 12,85% de 2071 a 2100. Se están rebasando los pronósticos. La comunidad se desertifica, con la laguna de Doñana seca como símbolo. En la anterior gran sequía en la comunidad, se plantearon medidas como sacar a la población de Sevilla o traer un iceberg a la cuenca del Guadalquivir para aumentar el caudal. Las cabañuelas eran optimistas y tampoco paliaron el déficit. La predicción de que a medio plazo Andalucía será una extensión del desierto del Sáhara al otro lado del Estrecho, como consecuencia directa de la emergencia climática, resulta obvia. La Junta ha constituido una mesa de seguimiento de la sequía y ya ha aprobado tres decretos para paliar los daños sobre todo en el sector primario. El agua para el consumo humano, de momento, está garantizada para año y medio pero a partir de septiembre, si no llueve, puede haber restricciones.

Las similitudes climáticas entre el Sáhara y Andalucía se acrecientan a marchas forzadas. Las reservas hidrológicas están bajo mínimos y la Junta reclama obras hídricas. Los regantes andaluces alertan de pérdidas de 3.000 millones de euros por la sequía. La cuenca del Guadalquivir, con una reserva que ha bajado en una semana del 24,8 % al 24,5 %, es la más afectada por la sequía de todas las españolas. Andalucía cuenta con 3.403 hm3 de agua embalsada, que supone el 28,42% de la capacidad total de almacenamiento de la región.

Históricamente, se recogen cinco grandes sequías en el país, generalmente más graves en Andalucía. Así, de 1749 a 1753, llegando a secar el río Tormes. En 1752, en contraposición, se desbordaba el Guadalquivir. De 1944 a1946, con la pérdida de caudal del Ebro o el Manzanares. La sequía de 1979-1983: en Sevila se cortaba el agua diez horas al día. La sequía del 1991 a 1995 dejó los recursos hídricos al 28% de su capacidad habitual y en 1995 al 15%. Finalmente, el año 2017 batió récords de temperaturas y escasez de agua. Fue el segundo año más seco desde 1965.

En la comunidad andaluza cada vez más las lluvias son menos frecuentes y más torrenciales, como ocurre en el desierto, con largas temporadas de sequía. La frontera del Sáhara se fue trasladando con el tiempo y ahora puede estar traspasando el Estrecho. Sáhara proviene del árabe sahra y significa tierra sin agua plana. Los periodos secos históricos más importantes de Andalucía «han sido los de inicio de la década delos 80 con intensidades de IESP = -4.3 en Almería; comienzo de la década de los noventa con intensidades de IESP = -4.63 en Granada, y por último la sequía del periodo 2008-2012 que dejó intensidades de IESP = -2.84 en puntos de Jaén», según el «Análisis comparativo de índices de sequía en Andalucía a partir de series temporales en clima presente y futuro» de Marina Peña Gallardo.

Plegarias por la lluvia

El estudio de las rogativas pro pluvia es una de las técnicas más utilizadas en climatología histórica para la identificación de las sequías. En Andalucía es ya común que cada fin de semana algún municipio saque un santo para rogar por la lluvia. Nuestro Padre Jesús de Jaén, «El Abuelo», salió en procesión extraordinaria de rogativas en Jaén, 74 años después. Los vecinos de Montefrío, en Granada, sacaron en procesión al Señor de las Roscas para pedirle que llueva. La Algaba sacó al Cristo de la Estrella, como pasó a mediados de los 90 y 80 del pasado siglo. Alozaina, en Málaga, procesionó a San Isidro Labrador para pedir que llueva ante la sequía .La Virgen de las Angustias, también en Granada, fue expuesta por primera vez a la altura de los fieles en rogativa por la lluvia.

El obispo de Jaén con la imagen de Nuestro Padre Jesús "El Abuelo" al fondo
El obispo de Jaén con la imagen de Nuestro Padre Jesús "El Abuelo" al fondoLa RazónLa Razón

Desde antiguo las sequías han constituido exenciones en el pago de deudas o impuestos, como recogen los decretos de la Junta de Andalucía. En el código Hammurabi se indica en la Ley 48: XIII, 71-XIV, 17: «Si alguien una deuda por su cuenta contrae y su campo el Dios de la tormenta inunda o si una crecidas lo barre o si por falta de agua la cebada del campo no llega a sazón, en ese año cebada a su acreedor no entregará, su tablilla-recibo borrará y el rédito de ese año no pagará.

En 641, tras siete años sin llover, hubo que replantar los olivares de Andalucía con esquejes de Túnez. En la sequía del 93, «la peor del siglo», las reservas de agua de todos los sistemas hidráulicos del Guadalquivir no llegaron al 11% de su capacidad total.