Opinión|"El bloc"
Granada Vice
"El Gobierno, mientras, queriendo legislar en las Cortes para prohibir la prostitución, con lo que les gusta a ciertos conmilitones un puticlub"
Pedro Fernández Peñalver, todavía delegado del Gobierno en Andalucía, y Luis Rubiales, ya no presidente del Real Federación Española de Fútbol, son socialistas y residentes en la provincia de Granada, como serían presentados en el antañón programa «Un dos tres». Y esta semana, además, ambos se han visto salpicados por contratos adjudicados a un amigo de un amigo en medio de tramas corruptas («Alhambra Gate», podríamos bautizar para simplificar) que transcurren en paralelo pero que a menudo desembocan, llámese Koldo o recuerden esas reuniones de trabajo de los federativos en chalés discretos con amigas, en caza menor, más a pelo que a pluma. También en la República Dominicana, refugio o destino frecuente de todos ellos, Ábalos incluido. Y el Gobierno, mientras, queriendo legislar en las Cortes para prohibir la prostitución, con lo que les gusta a ciertos conmilitones un puticlub, cuyos porteros lo mismo custodian avales que maletas venezolanas. El PSOE-A –Don Angelo’s in memoriam– posee una acreditada querencia por el lenocinio, pero no le va a la zaga el federal, ¿o acaso no reinaba Tito Berni, ese alcahuete, en su grupo parlamentario? No resulta tan irónico, así, que la caída del que fuera defensa leñero se precipitase por su inaceptable comportamiento después de la final del Mundial femenino, en la que se palpó ostensiblemente la huevada delante dos mujeres de la Familia Real, una de ellas menor de edad, y le comió luego los morros a una futbolista. Un par de tonterías, si bien se mira, pero que obligaron a destapar toda la porquería, furia woke mediante, el enorme basural de mangancia que regentaba Rubiales con el silencio –¿la aquiescencia? ¿el aliento?– de su partido. Y de otros partidos con los que firmó pingües convenios que aún están vigentes.
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