Entrevista

«Quiero que se me recuerde por haber dignificado la abogacía»

Flor Carrasco, la primera mujer al frente de un colegio en Andalucía, quiere aplicar «alma» a la profesión y apuesta por una justicia de «proximidad»

«Quiero que se me recuerde por haber dignificado la abogacía»
«Quiero que se me recuerde por haber dignificado la abogacía»Europa Press

Flor Carrasco Gómez se ha convertido en la primera decana del Colegio de Abogados de Málaga y primera mujer de toda Andalucía tras ganar las elecciones celebradas recientemente con las que reemplaza en el cargo a Salvador González, nuevo presidente del Consejo General de la Abogacía, que no se presentó a la reelección. La decana electa se impuso al resto de candidaturas, que concurrieron a los comicios celebrados el pasado 22 de noviembre, y representará a los más de 6.000 letrados que existen de la provincia malagueña. Logró un total de 2.300 votos, ante los 2.116 de Regina Apalategui Montañez, los 693 obtenidos por Nieves Fernández Clavijo y los 369 de José Antonio Prados García.

¿Qué sintió al confirmar su victoria, y qué propone implementar durante su mandato?

Una gran satisfacción, porque ésta es mi casa. Llevo veinticinco años trabajando en el colegio. No hay un manual de instrucciones sobre cómo ser decana de un colegio de abogados; tengo que aprender y escuchar mucho, y conseguir desarrollar las líneas de nuestro programa electoral. Le quiero además agradecer a los tres candidatos su valor y entrega durante todo el tiempo en el que han reivindicado sus candidaturas. A nivel personal, me hace especial ilusión ser la primera mujer al frente de un colegio con 248 años de vida, y además la primera de toda Andalucía.

¿Está reconocida la labor del abogado?

Me gustaría a este respecto dejar claro que la abogacía no se circunscribe a la toga, sino que ayuda desde todos los ámbitos y esferas: le ayuda a uno cuando quiere comprar una casa y de manera preventiva se da esa cobertura. Quiero representar a todos los abogados, y también a los no ejercientes. Ésta será su casa, y quiero que así la sientan.

¿Qué aspectos va a priorizar al frente del decanato?

Hay un elemento diferenciador en mi hoja de ruta, y lo pondré en práctica: un apoyo decidido desde el colegio a la jubilación digna de los abogados. Quiero además hacer mucho hincapié en conseguir el reconocimiento a una relación laboral especial de los abogados que trabajamos en turno de oficio, exigiendo retribuciones justas y que sean abonadas por la Junta de Andalucía. No es posible que estemos trabajando para la administración y que no se nos reconozca ese trabajo; y eso debe traducirse en algo, que es esa relación laboral especial y en años de cotización para la Seguridad Social. Quiero que éste sea un colegio con alma. Y lucharé y quiero que se me recuerde por conseguir la dignificación de la abogacía.

Acabamos de celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer, ¿qué le inspira esta efeméride?

Los abogados estamos en la trinchera; nadie más que nosotros, junto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Nosotros ayudamos no sólo asesorando a las víctimas, sino que estamos a su lado para ayudarles a no desfallecer, y a que se reconozcan víctimas. La violencia machista es transversal, y es muy difícil reconocerse como víctima porque eso estigmatiza a quien lo sufre. Pero ahí estamos los abogados, para ayudar a romper ese círculo del miedo.

¿Qué aspectos reclama a la administración de Justicia?

Abogamos por una justicia de proximidad, y por supuesto por la especialización de juzgados. Hay víctimas que no tienen ni para coger un autobús y desplazarse a otra localidad a contar su historia, su intimidad, su dolor… Los abogados somos los primeros que estamos con las víctimas, nos lloran en nuestros despachos. Años atrás la violencia era un problema doméstico a solucionar en casa, hoy en día es un problema social. Y es necesario atajarlo de raíz.

¿Se vulnera en ocasiones la presunción de inocencia?

Hablamos de un principio básico del derecho, que es más que fundamental. Es la bandera de la abogacía. Todo el mundo tiene que tener la oportunidad de defenderse. No todos los acusados son culpables. Y yo, me descubro tanto a quienes defienden a las víctimas como a los acusados. No siempre son condenados.