Sociedad
Más de 600 jóvenes ex MENAS viven en viviendas protegidas en Andalucía
La situación irregular en la que quedan al cumplir los 18 años, su nula red de apoyo y su escasa formación complican su integración
La Junta de Andalucía atendió en 2022 a 1.044 MENAS (Menores Extranjeros No Acompañados) en su Sistema de Protección a Menores (SIME) y ofreció apoyo a otros 3.471 que al cumplir la mayoría de edad tuvieron que abandonar los centros. Así se desprende de una respuesta parlamentaria a una pregunta efectuada por el grupo mixto Adelante Andalucía.
La Ley 1/1998 de 22 de Abril de los Derechos y la Atención al Menor, establece que «al menos, durante el año siguiente a la salida de los menores de un centro de protección, la Administración de la Junta de Andalucía efectuará un seguimiento de aquéllos al objeto de comprobar que su integración socio-laboral sea correcta».
Para ello se desarrolló el Programa P+18, con varias líneas de actuación. Por un lado, se encuentran los recursos de Alta Intensidad, que son pisos de autonomía donde se proporciona una atención integral que se traduce en la cobertura de todas las necesidades para jóvenes que han tenido que abandonar los centros de menores y carecen de cualquier posibilidad para vivir de forma autónoma cuando cumplen los 18 años. Según los últimos datos disponibles, relativos al año 2021, de los 808 jóvenes que accedieron a estos pisos, 630 eran migrantes y 172 nacionales.
Por otro lado, están los recursos denominados de Media Intensidad, que están compuestos por una red de centros de día, donde se realizan actuaciones programadas, con seguimiento y formación, para lograr la integración social y laboral de estos chicos. En 2021, 2.841 jóvenes extranjeros y otros 956 de nacionalidad española fueron atendidos en esta red de centros.
El Gobierno andaluz ha ido incrementando las plazas para los jóvenes ex tutelados. Ha pasado de ofertar 153 plazas en los pisos de autonomía en 2018, a 910 el pasado año. Respecto a los centros de día, las plazas son bastante más exiguas: actualmente solo se dispone de 35, si bien han ido incrementándose con los años (en 2018 tan solo había 12).
La historia de Mohamed
La Asociación Marroquí para la Integración de Inmigrantes trabaja para el empoderamiento de estos jóvenes inmigrantes ex tutelados acompañándoles en su proceso de emancipación. Esta asociación explica a este diario que este colectivo presenta unas peculiaridades más acentuadas que incluso los MENAS. En este sentido, aclaran que cuando abandonan la tutela, en la mayoría de los casos se encuentran en una situación administrativa irregular «lo que supone un obstáculo prácticamente insalvable para su integración». A ello se suma , que «la mayoría no tiene familiares y una red de apoyo», que salen del sistema de protección con «una escasa o nula formación» y tienen grandes dificultades para acceder a una vivienda digna.
No obstante, y pese a los obstáculos, hay casos de jóvenes inmigrantes ex tutelados que han conseguido la plena integración socio-laboral en nuestro país. Uno de ellos es Mohamed, de 22 años y procedente de Nador (Marruecos). Mohamed vive en uno de los pisos de Acogida de la Asociación Marroquí, que le acompaña en el proceso documental y de búsqueda de empleo. Tras cruzar la frontera, este joven cuenta que entró al centro de menores La Purísima, en Melilla, conocido por las numerosas denuncias que acumula por las condiciones de acogida. «Fue un poquito difícil porque tenía que vivir con muchos chicos, pero aguanté porque tenía claro que quería conseguir mi residencia», relata. Y así fue. Aunque al cumplir la mayoría comenzó su verdadera carrera de obstáculos, trasladándose de un lugar a otro en busca de futuro. Llegó a trabajar en restaurantes sin contrato, seis días a la semana y a tiempo completo por solo 350 euros. «Me duele mucho que se aprovechen de nosotros cuando venimos con toda la voluntad de trabajar, de tener un futuro», afea reconoce Mohamed. Este joven quiere derribar mitos y prejuicios que pesan sobre los jóvenes ex tutelados «Yo nunca he robado, nunca he ido al calabozo aunque también he estado viviendo en la calle, pero solo me he dedicado a buscarme la vida».
Ahora, se levanta cada mañana para echar currículums en los negocios y los restaurantes de Málaga en busca de una vida mejor: «No tengo permiso de residencia y mi tarjeta de residencia está caducada, pero tampoco puedo rendirme; necesito trabajar», reconoce este joven marroquí.
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