Patrimonio

El palacio escondido en mitad del Parque Nacional de Doñana

Su promotor y primer propietario fue Luis Pedro Espinosa Fondevilla, que quiso dejar su huella entre las paredes de su residencia

Palacio del Acebrón, en Doñana
Palacio del Acebrón, en DoñanaLa RazónLa Razón

En el Parque Nacional de Doñana, en el tramo medio-bajo del arroyo de la Rocina, se alza el Palacio del Acebrón. Se trata de una antigua casa-palacio, construida en 1961 como residencia privada, que actualmente alberga un centro de difusión y conocimiento del patrimonio etnográfico del parque nacional y de los usos y costumbres de la zona. Su promotor y primer propietario fue Luis Pedro Espinosa Fondevilla, que quiso dejar su huella entre las paredes de su residencia. De hecho, sus iniciales 'LEF' pueden leerse en el frontispicio del palacio y en la chimenea. La edificación posee también otros rasgos singulares, como un águila bicéfala y sin corona sobre la chimenea, la escalera de ascenso a la primera planta construida en mármol rojo, los curiosos frescos de sus techos o la actual sala de audiovisuales anexa al palacio, que en otra época fue una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Rocío.

En su interior, el Palacio del Acebrón posee una azotea con un interesante mirador y su exterior esta adornado con figuras de apicultores, ornitólogos y otras profesiones relacionadas con el entorno. A su salida, los visitantes pueden disfrutar de un sendero circular de un kilómetro y medio de longitud que desemboca en una laguna popularmente conocida como 'El charco del Acebrón' y que lleva a un espectacular bosque en galería con lianas y enredaderas, alcornoques, pinos, sauces y helechos. Actualmente, dentro de su función como centro de visitantes, el palacio alberga la exposición 'Doñana y el hombre'. La muestra ofrece la posibilidad de conocer diversos aspectos de la relación de los lugareños con su medio natural. Se muestran desde cómo eran sus chozas o viviendas, construidas a partir de elementos vegetales del entorno, hasta la organización de la familia. También se profundiza en la dura vida en las marismas y en los oficios tradicionales que se desarrollaban en ella, como la caza, la pesca y la ganadería.

Las personas que recorren esta exposición pueden conocer, igualmente, la evolución actual de otros usos de la zona como los cultivos de fresa, el turismo o la hostelería, junto a tradiciones muy arraigadas, como la Saca de las Yeguas o la Romería del Rocío.