"El bloc"
El referéndum o la antidemocracia
"Nada hay, en efecto, más totalitario que un referéndum y así lo entendió el general Franco"
Ala democracia, como a algunas celebridades, le sientan fatal los apellidos. Raphael o Pitita están perfectamente definidos con su mero nombre del mismo modo que adjetivos como popular u orgánica subvierten del todo el sentido sustancial de nuestro sistema de gobierno representativo. El ciudadano, con su voto, delega para que el –pongamos por caso– alcalde tome decisiones acerca de las que rendirá cuenta dentro de cuatro años y así eran las cosas en la capital de Andalucía hasta que Juan Espadas se apuntó a la moda de la «democracia participativa», pamema que, en Occidente, sólo sirve para sacar a los suizos del tedio implacable con el que se vive en aquel país. Nada hay, en efecto, más totalitario que un referéndum y así lo entendió el general Franco, que los convocaba con frecuencia sobre cuestiones irrelevantes o para dirigir al súbdito incauto hacia la respuesta deseada. Ocurrió lo mismo en Sevilla con el alargamiento de la Feria que el pueblo soberano, ¡ja!, mandató a los socialistas y con la que ahora repetirá la fórmula el conservador José Luis Sanz. Pero se me ocurren otras cuestiones más mollares para someter a consulta. ¿Desea usted una bonificación del IBI del 99%? ¿Considera adecuada la congelación durante veinte años de la asignación de fondos a los grupos municipales? ¿Prohibiría los pactos con partidos filo-fascistas o abiertamente comunistas? ¿Militarizaría las empresas públicas de limpieza y trasporte cuando sus muy chantajistas trabajadores convocasen huelgas en fechas sensibles? ¿Impondría un test obligatorio de comprensión lectora a todos los concejales de la corporación? Son asuntos, hay otros muchos, sobre los que la opinión del contribuyente es más útil que preguntarle si prefiere tomarse el pescadito-pescaíto un sábado o un lunes.
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