Sin relevo generacional
"En la agricultura aguantas uno o dos años malos... así es inviable"
La sequía echa del campo sevillano a los que no hace tanto eran jóvenes algodoneros; al filo de los cincuenta, Antonio no ve futuro y lamenta la falta de infraestructuras
Antonio es licenciado por la Universidad de Sevilla. Hace una década, antes de cumplir los cuarenta, la crisis lo devolvió a su pueblo en la comarca del Bajo Guadalquivir donde optó por la agricultura, el medio de vida de sus padres. Hoy, se declara en situación de «pluriactividad» para «tirar hacia adelante», pero consciente de que en el campo no tiene futuro. La palabra que más repite es «incertidumbre». Y lo hace con resignación. «Si no llueve, ¿qué hacemos? Las administraciones tampoco ejecutan las infraestructuras necesarias y cada día hay menos jóvenes en el campo. Basta con ir a una reunión de una cooperativa o una comunidad de regantes para verlo», se lamenta.
En Los Palacios, Lebrija, Las Cabezas de San Juan, Utrera, El Cuervo... el algodón es el sustento de muchas familias. «En los años 90 mi padre pudo sacar adelante a su familia con apenas cuatro hectáreas de tierra. Hoy no te da. El precio del algodón está estancado, pero cada año suben los costes de semillas, del abono, de los plaguicidas, de la electricidad, del gasoil... Trabajamos con la calculadora para intentar no perder o perder lo menos posible», reflexiona Antonio.
«Me estoy replanteando mi continuidad. En la agricultura puedes aguantar uno o dos años malos, pero continuar así es inviable», admite Jesús, otro compañero, que realiza su particular lectura: «Se han puesto muchas tierras en riego cuando los embalses son los mismos que hace cuarenta años. Eso se traduce en más cánones, y más recaudación para la Administración. Pero ahora el problema lo tenemos encima y no hay salida. Se están promoviendo balsas de riego, aunque no es una solución definitiva, solo un parche. La sequía es un problema estructural».
[[H2:«Ruina total» en el Bajo Guadalquivir: el algodón crece sin fuerza y no se puede recolectar]]
«No se han preocupado de hacer infraestructuras. ¡Que las hagan ya!», espeta Antonio desesperado. «Van a conseguir que al campo no quiera venir nadie; no hay relevo generacional, sólo hay personas mayores, incluso jubilados. Del campo me van a echar y me voy a tener que reinventar de nuevo a los cincuenta».
En la comarca algodonera por excelencia, este cultivo requiere de 5.000 a 6.000 m3 de agua por hectárea para desarrollarse normalmente y este año la concesión de la CHG ha sido una octava parte. «Como ha llovido poco, el algodón nace con poca fuerza, la planta es muy pequeña y no se va a poder recolectar. No se desarrolla. Se queda con una talla muy pequeña. Las máquinas necesitan trabajar a una altura mínima del suelo y si el algodón está tan bajito es inviable que la máquina coja el algodón. No sé si podré meter la máquina», explica otro agricultor de la zona. Por tanto, es imposible llegar a los 3.500 kilos de producto por hectárea, cifras que hacen rentable el trabajo, y como mucho se podrá llegar a los 750. «Aquellos que tienen grandes terrenos y reducen la siembra para adaptar la concesión de agua compensan gastos. Pero si yo tengo cuatro hectáreas y solo siembro una, la rentabilidad no existe, me cuesta el dinero», explica este agricultor sevillano.
Ni siquiera el vaticinio de un otoño húmedo genera esperanza. «El campo necesita agua sostenida. El mejor sistema de riego es el que cae de arriba, pero se tienen que llenar los pantanos», priorizan. El cultivo del algodón está ligado a una ayuda asociada de la PAC. El agricultor de regadío tiene que recoger un mínimo de mil kilos por hectárea para recibirla y los de secano, 500 kilos. La mayoría de productores no llegarán a esa cantidad, por ello piden a la Junta de Andalucía alguna «medida excepcional» porque en caso contrario, irán a pérdidas «con total seguridad».
La interprofesional celebra la próxima semana (día 14) Expoalgodón
La sequía y el viento se han unido para que la campaña se plantee este año como «una ruina absoluta» para el sector, con el 40% de la producción perdida en sus 51.000 hectáreas, repartidas entre las provincias de Sevilla, Cádiz, Córdoba y Jaén. Los expertos en este cultivo analizarán cómo afrontar una campaña en la que se ha perdido «una parte importante de la extensión de terreno cultivada, tanto en riego como en secano», mientras se está desestimando su recolección por el mal desarrollo del mismo en otro 20%. Todo ello se traduce en pérdida de empleo directo e indirecto.
300 millones para un relevo no asegurado
La Junta de Andalucía ha destinado desde 2019 alrededor de 300 millones para impulsar el relevo generacional y que 4.000 jóvenes –menores de 41 años– se inicien en la actividad agraria. Es decir, una media de 75.000 euros por proyecto. Andalucía es la autonomía española que destina más fondos para la incorporación al sector, aunque la sequía y los costes de producción se han convertido en enemigos imbatibles para la gran mayoría. Desde la Consejería de Agricultura se insiste en que «la Unión Europea tiene que hacer una apuesta clara por la soberanía alimentaria» y pide a Bruselas ayudas de la Reserva de Crisis de 2024 por la sequía.
✕
Accede a tu cuenta para comentar