Patrimonio de la Humanidad
¿Cuál es el Palacio Real en uso más antiguo de Europa?
El recinto acogió la boda de Carlos I de España y, más recientemente, el rodaje de "Juego de Tronos"
El Real Alcázar de Sevilla es el palacio real en activo más antiguo del viejo continente y es Patrimonio de la Humanidad desde 1987. El recinto es un crisol histórico. La fortaleza se construyó sobre un asentamiento romano y, posteriormente, visigodo. Los árabes lo usaron como residencia de los emires a partir del año 720 d. C. Con posterioridad a 1247 con la conquista de Fernando III el Santo -que concluyó en noviembre de 1248) se convirtió en palacio real de la cristiandad. El Palacio supone un compendio de todas las culturas, con elementos del arte musulmán, gótico, renacentista, barroco y romántico. El Alcázar es un compendio de la cultura islámica y cristiana y paradigma del arte mudéjar. El Real Alcázar de Sevilla es además del palacio real más antiguo de Europa el segundo monumento más visitado de la capital de Andalucía.
El monumento se utiliza para alojar a los miembros de la Casa Real o a personas ilustres. También ha sido escenarios de superproducciones como "Juego de Tronos". En verano es el escenario de los conciertos nocturnos y hay durante todo el año exposiciones de la época árabe. Entre sus paredes han nacido y muerto reyes. En el Alcázar se casó el emperador Carlos I de España.
Desde la conquista musulmana, el Alcázar empezó a tomar su forma desde el año 720. Las mayores reformas son de Alfonso X, que levantó tres grande salones góticos, y Pedro I, que construyó un palacio en el recinto que es uno de los cúlmenes de la arquitectura mudéjar.
Fue un italiano, Vermondo Resta, quien convirtió la muralla musulmana en una galería -la de los Grutescos- que da a los jardines de palacio.
Del Alcázar fortificado ideado por Abderramán III en el siglo IX sólo quedan los lienzos de muralla y las torres que dan a la Plaza del Triunfo y la calle Romero Murube. La mayoría de la Casa de la Contratación fue destruida pero dentro del Alcázar se conserva la Sala de Audiencias con el retablo de la Virgen de los Mareantes o Nuestra Señora del Buen Aire, de Alejo Fernández.
En la Galería del Grutesco del Alcázar de Sevilla está la Fuente de la Fama, un órgano hidráulico del siglo XVII.
El Palacio Mudéjar se restauró para un rey que nunca vino a Sevilla: Felipe III. Se modificó el salón de Embajadores y debajo de la media naranja se pintaron retratos de monarcas que finalizaban con el suyo pero que no llegó a ver al no ir a la capital hispalense.
No queda nada de un teatro que había en el patio del León, delante del patio de la Montería. Fue impulsado por el conde-duque de Olivares como buen conocedor de la afición de Felipe IV por la interpretación. El monarca, no obstante, vino a Sevilla en 1624 y el teatro se acabó con posterioridad
Cuentan las crónicas que el terremoto de Lisboa se sintió en el Real Alcázar de Sevilla y en 1755 la galería del Grutesco y el jardín del Crucero quedaron dañados. Sebastián van der Borcht, ingeniero militar conocido por participar en la construcción de la Fábrica Real de Tabacos, participó en la restauración.
Su aljibe más conocido está bajo el Patio del Crucero y se conoce como los Baños de María de Padilla, en honor de una leyenda sevillana.
El llamado Patio de las muñecas se destina a organizar las estancias de la zona privada del palacio. Se llama así porque las caras de las muñecas con que cuenta. La leyenda dice que trae buena suerte.
Conferencia: "La construcción del primer recinto del Alcázar de Sevilla"
El palacio de los Marqueses de la Algaba, en Sevilla acogerá la conferencia `La construcción del primer recinto del Alcázar de Sevilla´. Coincidiendo con el milenario de la instauración de la taifa de Sevilla, la Fundación Tres Culturas dedicará las conferencias del primer semestre de la Cátedra al-Ándalus del nuevo año a difundir y acercar este período histórico a un público amplio, analizando las vicisitudes y el legado de una dinastía tan legendaria como desconocida.
"Los orígenes de la taifa de Sevilla y las circunstancias que llevaron a su fundación, el desempeño de sus gobernantes y su influencia tanto en la propia ciudad como en el resto de los territorios de al-Andalus, así como su devenir histórico posterior, serán algunas de las cuestiones abordadas por expertos en la materia", señaló la Fundación.
La segunda sesión de este ciclo, bajo el título "La construcción del primer recinto del Alcázar de Sevilla" tendrá lugar el jueves 23 de febrero de 2023 a las 19:00 horas en el Palacio de los Marqueses de la Algaba. La conferencia será impartida por Miguel Ángel Tabales Rodríguez, arqueólogo, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación de la Universidad de Sevilla y director del proyecto de investigación arqueológica del Real Alcázar de Sevilla.
El proceso de desintegración progresiva que culminó con el colapso del califato de Córdoba en el año 1031 fue acompañado de la paralela eclosión de taifas o reinos independientes en todo el territorio de al-Andalus. De entre ellas, por extensión, influencia y poder, destacó la taifa de Sevilla bajo el dominio de los abadíes, que supo recoger en parte el testigo del extinto esplendor omeya. Fundada en 1023 por el cadí Abu-l-Qasim Muhammad Ibn Abbad —de donde proviene el nombre de la dinastía—, la taifa de Sevilla se extendió por un amplio territorio, que en su momento álgido abarcó localidades tan dispersas como el Algarve portugués, gran parte del Alentejo, Niebla, Huelva, Algeciras, Morón, Carmona o Arcos, así como parte de las tierras del reino de Toledo y Jaén, llegando a incluir en varios momentos a la antigua capital califal, así como Murcia, lo que la convirtió en la taifa más extensa de al-Ándalus.
"En el terreno arquitectónico, los abadíes emprendieron un programa destinado al embellecimiento de la ciudad de Sevilla, construyendo lujosas edificaciones y palacios como el denominado “Alcázar al-Mubarak” (el Bendito), que probablemente constituyó el núcleo sobre el que se desarrolló el actual Alcázar. Al mismo tiempo, establecieron una corte de intelectuales que atrajo a sabios de todas partes y que es considerada una de las más prestigiosas de todo el periodo andalusí. Sevilla se convirtió así en capital intelectual de al-Ándalus y principal centro cultural de la Europa de ese momento", recoge la sinopsis de la conferencia.
"El esplendor de la corte de Sevilla bajo dominio de los Banu Abbad contrastó con las turbulencias políticas que jalonaron su reinado, marcado por los constantes conflictos con las taifas vecinas y, cada vez más, con los pujantes reinos cristianos. Fue precisamente la caída de Toledo en manos del rey de León, Galicia y Castilla, Alfonso VI, en 1085, lo que motivó la llamada de socorro de varias taifas a los almorávides, culminando en la ocupación de Sevilla por parte de éstos últimos en el 1091 y el final de la dinastía abadí, con el exilio de su último rey a Marruecos", continúa. Pese a lo escueto de su dominio —del 1023 al 1091—, los abadíes proporcionaron algunos de los personajes más reconocibles de la historia de al-Ándalus, entre los que cabe destacar al-Mutadid y, más aún, su hijo al-Mutamid —considerado uno de los poetas andalusíes más brillantes— o la esposa de éste, al-Rumaykiya, que han pasado al terreno de la leyenda popular hasta nuestros días.
El Real Alcázar es el resultado de la evolución de la Hispalis romana y la Spali goda durante la Alta Edad Media, cuando la ciudad pasó a conocerse como Ixbilia. Cuando el califa de Córdoba Abderrahmán III an-Násir, a comienzos del siglo X, ordena en el año 913 levantar un recinto de gobierno en el flanco meridional: la Dar al-Imara. Al palacio Omeya se unió después el Alcázar Nuevo de los abbadíes y pasó a ser el centro del vida en la capital. Legendarias son las leyendas del rey poeta al-Mutamid.
Los almorávides cerraron el recinto y lo extendieron hasta el Guadalquivir. En el siglo XII, los almohades completaron las obras con edificaciones únicas. La conquista cristiana dotó al recinto de su condición de sede de la Corona y centro de poder municipal, con alcaide propio y patronato.
Al marco arquitectónico "tienen que añadirse los elementos que dan vida al Real Alcázar de Sevilla en cada momento: los nuevos usos de los espacios, los jardines, el agua que aparece por todos los rincones, en una especie de compensación al Guadalquivir al que se le fue quitando el espacio. Y los colectivos y personas que le dieron vida a edificios y construcciones en cada momento y que poblaron el aire que todavía sigue fluyendo desde la Puerta del León a la de la Alcoba, sobre el arroyo Tagarete, oculto hoy en el paisaje que vio nacer el actual Real Alcázar hace once siglos", firmaba Rafael Valencia, arabista, académico y profesor universitario, en la web del Alcázar.
"Desde comienzos de la Edad Moderna, la constante vinculación del Alcázar sevillano con la corona de España se constata en continuas transformaciones del edificio que intentaron acomodar su interior al gusto de los nuevos tiempos. Así, se reformó el piso alto del Patio de las Doncellas, que adquirió una fisonomía renacentista de gusto italiano. También se renovaron sus yeserías y se modificaron los arcos de la galería inferior. Igualmente, se construyeron a lo largo del siglo XVI espléndidos artesonados que aún mantenían la estética mudéjar y que no traicionan al primigenio espíritu del edificio; entre estos artesonados destacan especialmente el que cubre el amplio espacio del Salón de Embajadores", recoge el historiador Enrique Valdivieso. "Otros recintos del Alcázar tuvieron peor suerte, como el desdichado proceso de transformación del delicioso Patio de las Muñecas, que se encuentra muy modificado por restauraciones del siglo XIX que hicieron desaparecer su primitivo encanto. No obstante, se conservaron las columnas y capiteles antiguos, que mantienen parte de la original impronta de dicho patio", apunta Valdivieso en la web del Alcázar.
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