Medioambiente

Virus del Nilo: un verano tranquilo gracias al impacto del anterior

El refuerzo de las medidas de control y el aumento de aves con anticuerpos reduce la circulación del virus

Labores de fumigación en estanques de competencia municipal contra los mosquitos
Labores de fumigación en estanques de competencia municipal contra los mosquitosEP

A estas alturas del verano, con julio a punto de decir adiós, todavía no se ha registrado ningún caso del virus del Nilo Occidental (VNO) en humanos. La extrañeza entre los vecinos de los pueblos afectados por el enorme brote del año pasado, la mayoría en el Bajo Guadalquivir, es mayúscula teniendo en cuenta que el año anterior por estas fechas ya se habían producido dos muertes asociadas a este virus. El brote de 2024 fue el peor que se recuerda, con una veintena de fallecidos en España –10 de ellos en la comunidad andaluza– y más de 150 casos notificados. El primero de ellos, en abril, el de un menor de 17 años de Lebrija que comenzó a tener síntomas un mes antes. Aquello ya vislumbraba un verano aterrador con unas condiciones muy propicias para la circulación del VNO debido a las intensas precipitaciones registradas en marzo y el calor posterior.

Este 2025, las condiciones climatológicas también han sido las idóneas para la cría de mosquitos y, sin embargo, la circulación del VNO ha sido muy leve, pues hasta el momento solo se ha detectado la presencia de mosquitos transmisores en Almería, concretamente en los barrios de El Toyo y Retamar. Tras unas semanas de estrecha vigilancia, estas dos áreas ya han dejado de estar en alerta y Salud ha descartado la infección en humanos tras analizar a 216 personas del entorno.

¿Qué ha pasado entonces para que esta temporada sea tan distinta a la de 2024? Como explica el investigador científico de la Estación Biológica de Doñana, Jordi Figuerola, hay varios motivos. Por un lado, «las Administraciones competentes se han puesto las pilas con las medidas de control y prevención, que han estado funcionando incluso desde el invierno o principios de primavera». Además, añade, «ha habido una mayor intervención en los arrozales con el empleo de larvicidas y eso ha ayudado a controlar el virus». Aparte de las medidas empleadas, el investigador apunta otra razón de peso por el que esta temporada se ha reducido considerablemente la circulación del VNO, que no las poblaciones de mosquitos: «Se ha comprobado que tras una temporada intensa de VNO la siguiente baja considerablemente el impacto» ya que «muchas de las aves que se infectaron el año anterior ya tienen anticuerpos y no pueden replicar el virus». No obstante, Figuerola advierte de que habrá que estar muy pendientes ya que «en junio y julio es la época de volantones, que no han estado expuestos al virus y pueden propagarlo».

El investigador de la Estación Biológica de Doñana recuerda que tanto el virus del Nilo como otras enfermedades transmitidas por mosquitos –como el dengue o el Zika– llegarán a ser endémicas en nuestro país, por lo que llama a establecer una estrategia a medio y largo plazo que vaya más allá de la guerra química y bactereológica contra estos insectos.

«Hay que favorecer la cría de especies depredadoras de mosquitos, como son los vencejos, las golondrinas, los murciélagos... y concienciar a la gente de que cuando ve un nido no tiene que acabar con ellos porque es una herramienta eficaz para reducir la circulación de mosquitos». En este punto recuerda lo sucedido en Estados Unidos, donde a consecuencia de la reducción drástica de las poblaciones de murciélagos ha habido una plaga en las cosechas producida por un hongo y se han tenido que aumentar un 35% el uso de pesticidas.

Como parte de la lucha biológica que se quiere impulsar en nuestro país, Figuerola anuncia que el año que viene se va a poner en marcha un proyecto piloto en la zona de los arrozales en colaboración con la Diputación de Sevilla. Se trata de crear una especie de pisciarrocerías, que en países como China están funcionando muy bien contra las larvas de mosquitos. Esto es: introducir peces cuando se llenen de agua los arrozales para que actúen de depredadores naturales. Otra iniciativa en este sentido es la puesta en marcha por el Ayuntamiento de Coria, «Adopta un vencejo», con la que ofrece a sus vecinos la posibilidad de llevarse cajas nido para instalarlas en diferentes puntos de la vía pública. Se ha demostrado que los vencejos son capaces de atrapar más de 1.000 insectos al día.