
Demencia
Las mascotas ayudan a mejorar la vida de las personas con demencia: esta es la clave
El avance de la edad trae desafíos, pero un nuevo estudio apunta a un aliado inesperado en la lucha contra el declive cognitivo

Las sociedades modernas se enfrentan al reto de una población longeva. Si bien la mayor esperanza de vida es un logro, también acarrea problemáticas asociadas al envejecimiento. Entre ellas, las enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzhéimer son hoy una preocupación de primer orden.
Durante años, la comunidad científica ha buscado estrategias para mitigar o frenar este desgaste mental. Las investigaciones se han centrado en la nutrición, la actividad física o la estimulación intelectual, pilares fundamentales para la preservación de capacidades.
Ahora, una nueva línea de estudio pone el foco en compañeros de vida muy particulares: nuestras mascotas. Perros y gatos, que conviven con millones de hogares en España, podrían desempeñar un papel relevante en la salud cerebral.
El estudio de Ginebra: perros y gatos como guardianes de la mente
Una investigación reciente de la Universidad de Ginebra, publicada en Scientific Reports, sugiere que la convivencia con un animal de compañía podría ralentizar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento. El trabajo, tal y como recoge el medio The Objective, examinó cerca de dos décadas de información de salud en mayores de cincuenta años. Para este estudio longitudinal, se analizaron ocho oleadas de datos del SHARE (Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe). Participaron adultos de entre 50 y 99 años (media de 63), siendo el 39,4% dueños de mascotas.
Se evaluó la relación entre la tenencia de mascotas y dos ámbitos cognitivos: la memoria episódica (como recordar eventos específicos) y las funciones ejecutivas (fluidez verbal, control mental). Los propietarios de perros mostraron un declive más lento en la memoria inmediata y diferida, sugiriendo un efecto protector. Por su parte, los dueños de gatos conservaron mejor la fluidez verbal. En contraste, no se observaron efectos comparables en quienes convivían con aves o peces.
Las razones detrás de este vínculo: más allá de la compañía
El estudio no solo presenta datos, sino que propone hipótesis sobre por qué perros y gatos serían especialmente beneficiosos contra el deterioro cognitivo. La primera hipótesis es el vínculo emocional profundo que generan. Los investigadores sugieren que esta conexión activa la corteza prefrontal, mejora la atención y fomenta la estimulación emocional, esenciales para la salud cerebral.
En segundo lugar, estas especies promueven mayor actividad social. Los paseos con perros facilitan encuentros y conversaciones. Los gatos pueden actuar como sustituto de interacción social para quienes viven solos. Además, la actividad física asociada a un perro repercute de forma directa y positiva en la salud cognitiva de sus dueños. Finalmente, el estudio concluye que especies con menos demanda emocional y cognitiva, como peces o aves, no ofrecen estas ventajas. Las aves podrían perturbar el sueño, mientras que los peces no generarían un vínculo afectivo tan intenso.
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