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Mascotas

Un veterinario asegura que los perros se sienten muy rechazados cuando les prohíbes hacer esto

El habitual lamido de los perros, ¿una señal inequívoca de afecto o un comportamiento con matices que genera controversia?

Bebé y perro Sarah Chai

El lamido es una conducta innata en los perros, utilizada desde cachorros para interactuar con su entorno y fortalecer los lazos con la madre y sus hermanos. Este comportamiento se extiende a la relación con los humanos, donde a menudo se interpreta como una expresión de cariño y apego hacia sus dueños. Sin embargo, surge una discusión sobre cómo reaccionan los canes cuando esta manifestación de afecto se ve limitada.

La reciente viralización de un vídeo en redes ha reavivado el debate sobre las implicaciones emocionales para una mascota al impedirle lamer. En la grabación, una perra intenta lamer a su dueña, quien se aparta, generando en el animal una respuesta que muchos percibieron como una muestra de decepción o rechazo.

Qué dicen los expertos sobre el lamido canino

La visión de los especialistas en comportamiento animal es fundamental para entender estas interacciones. Aunque el lamido es una muestra de cariño y una forma de buscar atención, la veterinaria Liza Cahn subraya que restringir esta acción no implica un perjuicio emocional para el animal. Cahn afirma que es poco probable que el perro desarrolle un sentimiento de ofensa o que la relación con su dueño se deteriore si se le redirige hacia otras actividades.

Es crucial hallar un equilibrio que satisfaga tanto las preferencias del dueño como las necesidades emocionales del perro. Los expertos enfatizan que, si bien el lamido es una conducta habitual, no es la única vía por la cual un can expresa su afecto o busca interactuar. La clave reside en la capacidad del propietario para comprender y responder a las distintas señales que su mascota emite, asegurando su bienestar.

Más allá del debate sobre el lamido, es de calado que los dueños estén atentos a las señales de incomodidad que pueden manifestar sus mascotas. Indicios como echar las orejas hacia atrás, evitar el contacto visual directo, lamerse el hocico de forma repetitiva, esconder la cola entre las patas o emitir gemidos y aullidos, son expresiones claras de que el animal podría sentirse confundido o ansioso.

Cuando un perro exhibe estas reacciones tras un intento de mostrar afecto limitado, los veterinarios recomiendan ofrecerle atención de otras maneras. Esto puede incluir dedicarle tiempo a juegos interactivos, proporcionarle caricias reconfortantes o emplear palabras de elogio y ánimo que refuercen positivamente el vínculo entre el animal y su propietario.

En conclusión, aunque el lamido forma parte de la expresión natural de los perros, cada dueño tiene la prerrogativa de establecer sus propios límites en la interacción. Lo más importante es conseguir un equilibrio necesario donde el perro se sienta querido y comprendido, sin forzar comportamientos que puedan resultar incómodos o no deseados para el humano. La comunicación fluida, la observación constante y la comprensión mutua son pilares fundamentales para una convivencia armónica entre el perro y su familia.