Turismo rural
Anciles y Eriste: dos pueblos de cuento de hadas escondidos en el corazón de los Pirineos aragoneses
Preciosas casa de piedra con tejados de pizarra o encantadoras iglesias rodeadas de la exuberante naturaleza pirenaica
La majestuosidad de los Pirineos aragoneses no se limita a sus picos más famosos; de hecho, algunos de sus mayores tesoros se esconden en las profundidades de sus valles. En la comarca de Ribagorza, dos pequeños pueblos, Anciles y Eriste, emergen como ejemplos perfectos de la belleza rural menos conocida. Con una población en conjunto de apenas 310 habitantes, estas dos aldeas vecinas se encuentran a solo dos kilómetros de distancia, pero pertenecen a municipios distintos, creando una atmósfera única y serena. Ambas se caracterizan por sus impresionantes casas de piedra, que se fusionan con el paisaje para formar una estampa idílica y atemporal. Este rincón del Pirineo oscense, aunque eclipsado por destinos más populares, es sin duda uno de los lugares más fascinantes del norte de España para quienes buscan escapar del bullicio.
Anciles, un viaje al pasado
La aldea de Anciles, perteneciente al municipio de Benasque, es un auténtico viaje en el tiempo. Sus calles empedradas y sinuosas están custodiadas por casas solariegas de los siglos XVI y XVII, como las de Barrau, Sebastián o Mingot. Estas edificaciones de piedra son un testimonio de la importancia que tuvo este asentamiento en la Edad Media, cuando floreció en el corazón del valle de Benasque. El principal punto de interés de Anciles es su Iglesia de Santiago Apóstol. Aunque sus orígenes son románicos, fue remodelada en el siglo XVII, y su imponente torre se eleva sobre el resto de los tejados del pueblo, marcando el horizonte. Además, en las afueras, la Ermita de San Esteban de Conques se alza rodeada de la exuberante naturaleza pirenaica, ofreciendo un lugar ideal para la tranquilidad y la contemplación.
Eriste, un paraíso montañoso
A poca distancia, se encuentra Eriste, una aldea con solo 150 habitantes que parece salida de un cuento de hadas. Esta población pertenece a la municipalidad de Sahún y se asienta a casi 1.200 metros de altitud, junto al sereno embalse de Linsoles. Su ubicación privilegiada, con el embalse a sus pies y las altas cumbres a su alrededor, la convierte en un verdadero edén de montaña. Al igual que Anciles, Eriste se distingue por sus casas de piedra y tejados de pizarra, creando una imagen que invita a la desconexión. La Iglesia de San Félix, que data del siglo XII y fue reformada en el XVII, domina el pueblo con su imponente torre. Eriste no solo es un lugar para pasear por sus calles, sino que también sirve como punto de partida para numerosas rutas de senderismo que llevan a rincones naturales impresionantes del Pirineo.
Dos tesoros a la sombra de las cumbres
Escondidos en el valle de Benasque y rodeados de cumbres reinantes, Anciles y Eriste son dos de los destinos más gratificantes para los amantes del turismo rural en Aragón. Desde Huesca se tarda solo media hora, son 77,1 km., de Zaragoza aproximadamente una hora por la A-1102 y, si se sale desde Teruel, se tardan dos horas y media, por la A-23. Estos pueblos demuestran que, a menudo, los destinos más fascinantes no son los más famosos, sino aquellos que han sabido conservar su autenticidad y su historia.