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Ocho millones de españoles supera la dosis diaria de ibuprofeno

Al año se venden en España más de 23 millones de cajas de este antiinflamatorio de venta libre, un mercado que supera los cuatro millones de euros mensuales. Su abuso provoca daños severos en los riñones, desencadena problemas en el aparato digestivo y aumenta las reacciones en el sistema nervioso central

Ocho millones de españoles supera la dosis diaria de ibuprofeno
Ocho millones de españoles supera la dosis diaria de ibuprofenolarazon

Basta una dosis que irá directa al torrente sanguíneo para poner fin a ese incisivo dolor de cabeza de dientes, a la inflamación de nuestros músculos. Unos miligramos de tregua que no están exentos de problemas. Porque, si bien el ibuprofeno es uno de los antiinflamatorios más consumidos (en nuestro país se venden al año más de 23 millones de cajas según un informe anual del Sistema Nacional de Salud), un mal uso o abuso del mismo trae consigo daños en el aparato digestivo y, especialmente, en nuestros riñones. De hecho, cerca de ocho millones de españoles lo usan en dosis diarias superiores a la recomendada.

Roberto Martín, nefrólogo y director médico de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo (Friat) especifica que «lo vemos todos los días en los hospitales. No sólo con el ibuprofeno, sino con la familia médica de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Afectan mucho, sobre todo cuando el individuo sufre un grado de insuficiencia renal previa. También a las personas mayores, ya que su función renal no es normal, por lo que existe una especial incidencia».

Fase avanzada

No es baladí, puesto que en España, más de cuatro millones de personas padecen algún grado de enfermedad renal, y de ellas, unas 600.000 se encuentran en una fase avanzada. Afecta ligeramente más a los hombres que a las mujeres, en concreto un 55 por ciento, frente al 45 por ciento de mujeres, y la edad media de inicio se sitúa en los 66 años, aunque se puede presentar en cualquier momento.

Este medicamento actúa, tal y como señala Martín, «disminuyendo el filtrado del riñón. Aquellos que ya sufren insuficiencia renal, al disminuir encima el filtrado, acumulan sustancias tóxicas en la sangre, como urea o creatinina, entre otras». Desde la organización norteamericana «National Kidney Foundation» dedicada a la prevención y el tratamiento de enfermedades renales, sostienen, además, que el uso prolongado de fármacos como ibuprofeno, naproxeno e incluso aspirina a dosis elevadas pueden provocar enfermedad renal crónica, como la nefropatía por analgésicos (una patología que afecta a cuatro de cada 100.000 individuos), de ahí que «no se deba prolongar su uso más de 10 días para tratar procesos que cursan dolor, ni más de tres en casos de fiebre».

Magnificar

Porque, tal y como explica la farmacéutica Patricia Brañas García, «en primer lugar, el abuso puede magnificar las reacciones adversas, además de otras a nivel del sistema nervioso central, renal ó hepático, entre otros. Es un fármaco potente y eficaz, pero no inocuo si se usa sin control médico». Porque, si en Europa la dosis más habitual es la de 400 miligramos (suficientes según los expertos para lograr los efectos deseados), en España el 80 por ciento de los ciudadanos consume dosis de 600 miligramos (frente a un 15 por ciento de los demás europeos). No es de extrañar que, bajo semejantes circunstancias, el organismo tenga todas las papeletas para sufrir daños severos.

Tambien desde la Sociedad Española de farmacia Comunitarios (Sefac), alertaron de la elevada dosificación de ibuprofeno que se ingiere para tratar problemas o dolores más leves o moderados

Sin embargo, es difícil, tal y como explica Martín, distinguir los síntomas. «No se puede saber bien si son signos de insuficiencia renal o de consumo de AINEs u otra causa. Los generales de la insuficiencia renal son: retención de líquidos, picores, astenia, falta de apetito, cansancio... Y se producen bruscamente. En el peor de los casos, el paciente requiere de diálisis. No obstante, al retirar el fármaco, la función renal se recupera de forma bastante rápida», añade el experto.

Pero aquí no acaban sus efectos. La farmacéutica Brañas García explica que «el ibuprofeno, al igual que otros AINEs, puede provocar reacciones adversas derivadas de su mecanismo de acción. Las más importantes son las producidas a nivel gastrointestinal, desde molestias leves hasta casos hemorrágicos más graves».

Brañas García explica que «el ibuprofeno su mecanismo de acción radica en la inhibición no selectiva de la enzima ciclooxigenasa (COX) que está implicada en la síntesis y liberación de prostaglandinas (mediadores proinflamatorios) implicadas en la inflamación, el dolor y la aparición de fiebre. El ibuprofeno disminuye su formación, de ahí sus efectos antiinflamatorios, analgésicos y antipiréticos».

Efecto protector

La enzima ciclooxigenasa (COX) de tipo 1 de nuestro organismo «tiene un efecto protector a nivel de la mucosa gástrica, por lo que cuando la bloqueamos con el fármaco, este efecto se pierde, y la mucosa queda más susceptible a la acción del ácido que se produce a este nivel, necesario para la digestión de los alimentos». Brañas García destaca que, por este motivo, cuando se toma ibuprofeno o un fármaco similar, «es importante ingerirlos con comida o utilizar un protector gástrico mientras dure el tratamiento para minimizar estos efectos negativos».

Otra enzima, la COX de tipo 2, está implicada en la vasodilatación y la agregación plaquetaria. «El ibuprofeno, de manera colateral, también puede bloquearla y originar efectos adversos a este nivel. Por ello, las personas con trastornos en la coagulación, ancianos y personas polimedicadas han de evitar el ibuprofeno y toda clase de AINEs, a menos que su patología los requiera, y siempre bajo estrecho seguimiento médico», enfatiza la experta.

Alarmas

Otros estudios, como el publicado en la revista «The Lancet», también han despertado las alarmas, pues sostiene que, además de aumentar los problemas digestivos, triplica el riesgo de sufrir problemas cardiacos (si el consumo es excesivo). A la hora de saber si estos antiinflamatorios están afectando a los riñones, los expertos aclaran que basta con un análisis de sangre para ver el nivel de creatinina. En casos de que los niveles de esta sustancia sean elevados, significa que algo no va bien.

Pero, sobre todo, las personas a las que no se recomienda el empleo de este tipo de tratamiento para losprocesos de dolor e inflamación son «por supuesto, aquellos individuos con patología de base a nivel gastrointestinal, trastornos de la coagulación, hepatópatas o nefrópatas entre otros. En los ancianos tampoco estaría indicado.», aclara la experta. Y, en el caso de que su riñón ya está afectado, en ese caso «no está para nada recomendado, ya que pueden agravar su enfermedad de base y provocar casos graves de nefropatía», concluye Brañas García. Algo que corrobora el director médico de Friat: «no deben tomar AINEs, salvo necesidad imperiosa y siempre bajo control del especialista».

Cinco de cada diez tienen problemas con la aspirina

Los medicamentos que no están sujetos a prescripción médica no son inofensivos y su uso debe estar supervisado por el farmacéutico comunitario. Así se desprende de un estudio realizado por farmacéuticos comunitarios que durante un año ha registrado las intervenciones que se han llevado a cabo en las farmacias cuando los pacientes solicitaban medicamentos con 500 mg. de ácido acetil salicílico (AAS) como Aspirina, que es uno de los medicamentos no sujetos a prescripción médica más conocidos.

En el trabajo, promovido por la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (Sefac), los expertos observaron que, de las patologías contraindicadas para el uso de AAS, destaca especialmente la hipertensión arterial (55 por ciento de los casos registrados de patologías) y el asma (16 por ciento de los casos registrados de patologías).

En el caso de las interacciones farmacológicas, las más comunes detectadas son las que ocurren con otros antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), (41 por ciento de los casos de interacciones), seguidas por las producidas con los diuréticos (que representan el 28 por ciento de los casos).

Algunas de las reacciones adversas a la medicación (RAM) que pueden producirse por un uso inadecuado de estos medicamentos van, desde una hemorragia mal controlada, hasta un broncoespasmo en pacientes con asma que tienen una reacción al ASS, pasando por úlceras gratroduodenales o Síndrome de Reyé en menores de 16 años de edad, así como la inhibición de la medicación antihipertensiva, con lo que no se consigue el control adecuado de la tensión arterial.