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Francisca Gamero: «Las orejas de soplillo pueden generar secuelas psicológicas»
Esta madre reconvertida a empresaria es el ejemplo del emprendedor constante y entusiasta. Después de muchas trabas y grandes esfuerzos, ha encontrado la solución a las orejas de soplillo gracias a un corrector estético, tanto para adultos como para niños y bébés, que ya está presente en 30 países de todo el mundo.
Esta madre reconvertida a empresaria es el ejemplo del emprendedor constante y entusiasta. Después de muchas trabas y grandes esfuerzos, ha encontrado la solución a las orejas de soplillo gracias a un corrector estético, tanto para adultos como para niños y bébés.
De ama de casa a emprendedora de éxito gracias a un producto innovador, Otostick, que corrige las orejas de soplillo. ¿De dónde surge la idea?
–Mi hija tenía orejas de soplillo y, salvo la intervención quirúrgica, en el mercado no había nada que lo corrigiera. Empecé poniéndole dos esparadrapos, uno se lo pegaba en la oreja y otro en la cabeza, pero era incómodo porque se le despegaba y no se mantenía en su sitio. Casualidades de la vida, tuve que llevar a mi hija a Urgencias por fiebre y la pediatra al examinarla vio los esparadrapos y me dijo que era bueno, lo que me animó a seguir intentándolo.
–¿Cómo fueron los comienzos?
–Analicé el mercado y con cantidad de personas que podían tener este problema vi que había viabilidad para un negocio. A partir de ahí empiezo a crear dispositivos más adaptados a la comercialización con siliconas de colores mediante prototipos artesanos hechos de plata en un joyero. Los rellanaba de silicona y empecé a hacer los primeros prototipos para analizar la viabilidad de un proyecto. Después, consulté a la Universidad de Extremadura y junto con un equipo de investigación conseguimos un prototipo bastante adaptado. La silicona transparente pasaba totalmente desapercibida y eso es lo que más costó porque hay muchos tipos y materiales parecidos y es muy duro ver cuál es el más adecuado. Lo mismo sucede con el adhesivo que tiene que ser suave e hipoalergénico para los bebés.
–Con el prototipo hecho, ¿tuvo muchas dificultades para su comercialización?
–Los inicios son muy difíciles. Tienes un prototipo que sabes que funciona, pero que nadie conoce, y ni siquiera puedes aportar un aval de que funcione porque tan sólo tienes ciertas investigaciones del producto. Recurrí al programa de emprendedores de la Junta de Extremadura y, gracias a que nos presentamos a muchos premios, obtuvimos uno de La Caixa dentro de su programa de emprendedores, se nos abrieron las puertas para dar a conocerlo. La falta de recursos nos llevó a trabajar con centros especiales de empleo ya que la fabricación del producto requiere mucha mano de obra muy manual y está adaptada a las personas con discapacidad. De hecho, el 70 por ciento de nuestra plantilla tiene alguna discapacidad. En 2011, con la colaboración de las universidades de Alicante y Extremadura creamos el corrector estético para evitar la separación excesiva de los pabellones auditivos en mayores de tres años. Ya se comercializa a nivel nacional e internacional y se han vendido más de dos millones de unidades.
–Y ahora los resultados de un estudio confirman su eficacia en bebés.
–Así es. El estudio ha demostrado que durante doce meses corrige la separación de las orejas en un 90,7 por ciento de los bebés sin necesidad de cirugía. El tratamiento de las orejas de soplillo es fundamentalmente de índole psicológico más que estético. Ahora, por fin hay un estudio que avala los beneficios de un producto único a nivel mundial que es capaz de corregir una imperfección que puede llegar a generar secuelas psicológicas en los niños afectados. Otostick Bebé puede usarse a partir de los tres meses y está formado por dos láminas se silicona transparentes e invisibles que se fijan a la cabeza y a la oreja con adhesivos hipoalergénicos, limitando la distancia entre ambas partes del cuerpo y situando la oreja a una distancia exacta de la cabeza.
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