Prevención
«La dieta es clave en esta patología, pero más aún el ejercicio»
Gonzalo Guerra / Hepatólogo y fundador del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas
-¿Qué consecuencias supone tener el hígado graso?
-Como consecuencia de ese «estorbo» para el hígado que es la grasa infiltrada, las funciones de éste disminuyen o empeoran produciéndose alteraciones en el metabolismo de los nutrientes, alteraciones en la cantidad y calidad de las proteínas, desabastecimiento a otros órganos y alteraciones en el sistema inmunitario.
-¿Puede derivar en cáncer hepático?
-Por supuesto, pero es poco probable. El tumor más frecuente es el hepatocarcinoma, y como cualquier neoplasia, diagnosticada a tiempo, naturalmente se cura. Tenemos técnicas quirúrgicas muy avanzadas y quimioterapias muy efectivas para después de la cirugía. Ya no debemos tenerle miedo al cáncer en general, aunque sí preocupación.
-¿Dónde se hallan las proteínas que ahora se han descubierto como posibles dianas terapéuticas para esta patología?
-Todo este sistema de oncogenes y proteínas opresoras y proteínas supresoras están en sangre, músculos y defienden nuestro sistema inmunitario. Recomendamos la toma de probióticos periódicamente para mantener totalmente operativo nuestro sistema inmunitario.
-¿Pueden revertir la esteatosis?
-Claro, pero hablamos de esteatosis hepática no alcohólica. Si la esteatosis es muy severa y se alcanza el grado de cirrosis, ya es improbable la reversión, pero sí podemos frenar su evolución.
-¿Qué papel juega la dieta?
-La dieta es fundamental, pero yo diría que más aún es el ejercicio físico, es decir, con lo que aumentamos el consumo calórico y, por tanto, la metabolización de las grasas para transformarlas en hidratos de carbono.
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