Pacientes

Un trasplante «especial» salva vidas por infección bacteriana

La bacteria Clostridium difficile produce una diarrea que llega a ser mortal. El trasplante de heces salva vidas y se estudia su efectividad para colitis ulcerosa, intestino irritable grave y síndrome metabólico. En España, a diferencia de países como EE UU, donde cuentan incluso con un banco de heces, existe un vacío legal al no ser tratamiento con fármacos, ni un trasplante de órgano o tejido

Un trasplante «especial» salva vidas por infección bacteriana
Un trasplante «especial» salva vidas por infección bacterianalarazon

La bacteria Clostridium difficile produce una diarrea que llega a ser mortal. El trasplante de heces salva vidas y se estudia su efectividad para colitis ulcerosa, intestino irritable grave y síndrome metabólico. En España, a diferencia de países como EE UU, donde cuentan incluso con un banco de heces, existe un vacío legal al no ser tratamiento con fármacos, ni un trasplante de órgano o tejido

Nuestro organismo es sabio, pero está infravalorado. Tendemos a medicarnos a la primera de cambio cuando en ocasiones nosotros mismos podemos solventar algunos problemas de salud. Incluso nuestros desechos pueden ser útiles. Sí, a la mayoría no se le pasaría por la cabeza pensar que sus propias heces pueden curar, pero así es. Las deposiciones, los excrementos, las «cacas» de una persona sana pueden ser trasplantadas a una enferma, permitiendo incluso salvar su vida cuando ésta se ve amenazada por una infección recurrente por la bacteria Clostridium difficile, que provoca diarrea y que mina nuestra flora intestinal.

Según explica a este semanario Patricia Brañas García, especialista en Microbiología y Parasitología Clínica en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid «la bacteria Clostridium difficile es un bacilo productor de diarrea. Está asociado a un mayor riesgo en personas que previamente han consumido antibióticos (diarrea asociada a antibióticos) o que han estado expuestos a un ambiente hospitalario, aunque cada vez más son documentados los casos en personas sin antecedentes del consumo de estos fármacos, y fuera del hospital». En ocasiones este bacilo se multiplica en nuestro intestino y «aprovecha» para desplazar a otras bacterias intestinales. «Asimismo, produce toxinas que son responsables de la aparición de diarrea. afortunadamente, en la mayoría de casos, ésta cura sola tras unos días de tratamiento sintomático (se autolimita), pero otras veces requiere la administración de antibióticos para controlar el cuadro», continúa la experta.

Clave

También puede ocurrir que la diarrea se agrave y los episodios se vuelvan recurrentes, y nuestro organismo se vea incapaz de controlar la infección. «En este último caso, y tras probar ciclos antibióticos ineficaces, el «trasplante fecal o de microbiota» se plantea como alternativa terapéutica», añade Brañas García.

El trasplante fecal consiste en transferir una suspensión líquida de heces de una persona sana, a un paciente. Y atentos, porque se trata de una técnica que puede ser clave para tratar también otras dolencias intestinales muy limitantes en un futuro no muy lejano, y cuya aplicación ya se encuentra en fase de investigación.

Según los expertos, hay datos que sugieren que en la antigua China ya se practicó el trasplante de heces, pero su expansión ha comenzado en los últimos 10 años. De hecho, dicen que en España los primeros casos documentados datan de la década actual.

Según el Observatorio de la Microbiota Intestinal de la Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad, la microbiota se define como la población de microbios que habitan en los intestinos (unos 100 billones de microorganismos, incluyendo más de 1.000 especies diferentes de bacterias). Sólo un tercio de nuestra microbiota intestinal es común a la mayoría de la gente. Los otros dos tercios son específicos en cada individuo.

Antonio López San Román, jefe de sección de Gastroenterología del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, explica que «en países como Australia, Holanda o Estados Unidos, a las personas con infección por Clostridium difficile que reaparece una y otra vez después del tratamiento se les realiza este tipo de trasplante, cuya eficacia es del 90 por ciento».

En cuanto al procedimiento, «es relativamente sencillo y no requiere bisturí, porque no es una operación. Los donantes suelen ser familiares, aunque es cierto que puede optar a donar cualquier individuo sano. Tras unos exhaustivos análisis, tanto de sangre como de heces, se realiza una entrevista personal al candidato a donar», añade López San Román. «En nuestro hospital hemos estudiado a siete receptores, y hasta ahora sólo ha hecho falta el trasplante en uno de ellos, una mujer con una infección de repetición, muy molesta por la enfermedad, con diarrea grave y que tuvo que permanecer ingresada. Tras recibir este tratamiento, mejoró al día siguiente».

Por su parte, José Antonio Pajares, miembro del Departamento de Aparato Digestivo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, aclara que «inicialmente hay que buscar un donante sano (sin infecciones o microorganismos que puedan generarla). Una vez analizada la muestra, se congela sin que por este motivo pierda ninguna eficacia. Se toma la muestra del donante, se filtra y homogeneiza, se tamiza y mezcla con diluyente (leche o suero).

Administración

En cuanto a las vías de administración, «ésta se realiza por sonda nasogástrica, colonoscopia o en cápsulas. Sin embargo, las más fáciles son las dos primeras, ya que la tercera aún se está valorando para evitar el proceso invasivo de la sonda. En países como Suecia se han elaborado trabajos sobre este tipo de cápsulas. En España aún no se han dado muchos casos», especifica el doctor Pajares.

Una vez finalizado el proceso, sólo hay que esperar a los resultados. Éstos se obtienen de forma bastante rápida. «Con una infusión, la eficacia es del 80 por ciento en lo que se refiere a la resolución del cuadro de infección. Con dos infusiones asciende al 90 por ciento», continúa Pajares, que comenta como curiosidad que «la composición de la microbiota, a la semana del tratamiento, se parece más a la del donante que a la que previamente tenía el paciente».

Lo próximo

El próximo paso para poder aplicar este tipo de tratamiento es, según explica San Román, «probablemente la colitis ulcerosa, una enfermedad de causa desconocida en la que la alteración del microbioma puede tener un papel importante. Más adelante, continuarán los estudios en otras enfermedades, cuyo tratamiento con trasplante de microbiota está aún en fase muy experimental. Una sería el intestino irritable grave y otra el síndrome metabólico (hígado graso, obesidad, resistencia a la insulina...). Es aún pronto, pero hay ensayos muy interesantes con animales».

No obstante los profesionales se muestran cautos, más aún cuando, tras el último Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) celebrado en Sevilla, donde revisaron el momento actual en el que se encuentran las investigaciones sobre nuevas terapias mediante este tipo de técnica. Así, manifestaron «la necesidad de pedir prudencia ante la publicación de noticias y protocolos sobre trasplante fecal que aparecen en internet y redes sociales sin ninguna base científica. Es una idea atractiva, que abre la puerta a la investigación de nuevas terapias, pero en la práctica clínica debemos ser muy rigurosos», expuso Xavier Aldeguer, especialista del Aparato Digestivo y experto de la SEPD. «El trasplante fecal nos plantea aún incógnitas en cuanto a seguridad, selección de donantes y eficacia real». «En otras enfermedades intestinales inflamatorias, la efectividad es más dudosa. En la enfermedad de Crohn, por ejemplo, no se han encontrado por el momento buenos resultados y en la colitis ulcerosa, faltan estudios que confirmen y amplíen algunos casos esporádicos positivos», comentó Aldeguer.

La ley

Por su parte, Pajares sugiere que «es importante dejar claro que la indicación demostrada y avalada es para infección recurrente por Clostridium difficile. Aún no está clara su eficacia para el tratamiento del intestino irritable o determinadas intolerancias alimentarias de las que se ha hablado. Es decir, no está demostrado hoy por hoy como para poder aplicarlo de manera sistemática, hacen falta aún más ensayos clínicos bien diseñados».

En la actualidad, si bien en países como Estados Unidos existe incluso un banco de heces, en España la legislación se halla en un limbo. «Es cierto que está en auge. No obstante, existe un vacío legal, empezando por el nombre, porque tampoco es un trasplante en sí, no se trata de un órgano, sino de bacterias del intestino. No tiene la misma regulación, por tanto, que un trasplante o una trasfusión», aclara Pajares. «En la legislación española, europea y mundial, el trasplante de microbiota se encuentra en una situación de indefinición. No es un tratamiento con fármacos, ni un trasplante de órgano o tejido. Lo fundamental es que se haga con todas las garantías posibles y tras una adecuada información al paciente», sostiene el experto del Ramón y Cajal que añade que «es un procedimiento que puede hacerse casi en cualquier centro, pero probablemente está rodeado de escepticismo y hasta cierto punto es un poco «extraño» para algunos médicos, no así para los pacientes, que aceptan con mucha naturalidad la idea de «recambiar la flora».

El almacén que vino de EE UU

Se llama Open Biome y es el primer banco de heces de Estados Unidos. Una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es recopilar y almacenar excrementos de donantes sanos para salvar vidas en caso de necesidad. Surgió por casualidad, cuando un amigo de los fundadores sufrió una infección bacteriana que no cesaba pese a recibir tratamiento. Entonces decidieron probar infundiéndole heces de otro compañero y logró curarse. Creada en 2012, la organización facilitó el primer tratamiento en 2013 y en la actualidad surten a 400 hospitales en Estados Unidos. Han desarrollado cápsulas de administración oral que permitirán investigar sobre los efectos de su uso como terapia de seguimiento a largo plazo en enfermedades crónicas. El proceso de selección es tan exhaustivo que quedan al margen de donación quienes sean obesos, hayan tomado antibióticos o se hayan hecho tatuajes recientemente o hayan viajado a lugares exóticos, entre otros. Además, las muestras deben ser procesadas en menos de dos horas tras ser expulsadas. Una vez tratadas se congelan sin que afecte a la vida de las bacterias, a la espera de que un hospital las solicite.