Naturaleza
Avistan un peligroso dragón azul en Mallorca tras más de tres siglos de desaparición documentada
Los cambios en el Mediterráneo por el cambio climático son una de las causas de que las especies se muevan por lugares cercanos a la costa por modificaciones de su hábitat y nuevas direcciones en las corrientes
El mar Mediterráneo guarda secretos milenarios, pero a veces, sus aguas devuelven criaturas que parecen salidas de un relato fantástico. Este es el caso del dragón azul (Glaucus atlanticus), un molusco tan bello como peligroso, que ha sido avistado recientemente en la costa norte de Mallorca, concretamente en aguas abiertas de la Serra de Tramuntana, tras más de tres siglos sin registros en Baleares.
La noticia ha sorprendido tanto a científicos como a aficionados a la biología marina: no se tenía constancia de un avistamiento en el archipiélago desde 1705. Si bien en los últimos años se han detectado esporádicamente en zonas como Canarias o el litoral alicantino, su aparición en Mallorca es una señal insólita que podría estar vinculada a cambios profundos en el ecosistema marino mediterráneo.
Un ser de otro mundo… que cabe en la palma de la mano
Con un tamaño de apenas 3 a 4 centímetros, el dragón azul flota boca abajo, suspendido entre las capas del agua como si desafiara la lógica natural. Su cuerpo presenta un tono azul eléctrico brillante combinado con plata, un diseño perfecto tanto para camuflarse en el océano como para advertir de su toxicidad.
Este nudibranquio pelágico —una especie de babosa marina sin concha— obtiene su veneno no de sí mismo, sino de lo que come. Se alimenta de especies urticantes como la carabela portuguesa o la Velella velella, conocidas por su potente picadura. El dragón azul retiene y concentra las células urticantes de sus presas en unas estructuras en forma de “alas”, llamadas ceratas, lo que lo convierte en una especie tóxica para otros depredadores y potencialmente irritante para los humanos.
¿Qué hacer si encuentras uno en la orilla?
Durante el verano, con el mar más cálido y las corrientes alteradas, estos animales pueden aparecer varados en la playa. A pesar de su aspecto fascinante y su diminuto tamaño, es esencial no tocarlos bajo ningún concepto.
Si se produce contacto accidental, los expertos recomiendan: lavar la zona afectada con agua salada, no frotar ni aplicar productos como alcohol o vinagre y por último, acudir a un centro médico si aparecen síntomas intensos, como dolor, hinchazón o reacciones alérgicas.
Aunque no se trata de una especie letal para las personas, su picadura puede resultar muy dolorosa y peligrosa para alérgicos.
Un regreso con mensaje: el Mediterráneo está cambiando
La reaparición de este animal no es solo una rareza biológica. Los científicos la interpretan como un síntoma del cambio climático y la transformación del hábitat marino. El aumento de la temperatura del agua, las nuevas dinámicas de las corrientes, y la mayor presencia de medusas como la Velella velella —de la que el dragón azul se alimenta— podrían haber propiciado su regreso.
De hecho, en los últimos meses se han detectado proliferaciones anómalas de medusas en playas de Baleares, lo que sugiere un desequilibrio en la cadena trófica. El dragón azul podría haber seguido ese rastro invisible de alimento, dando lugar a este histórico avistamiento.
Un mito marino hecho realidad
Que una criatura tan exótica y desconocida haya reaparecido tras siglos ausente confirma que el mar guarda todavía muchos enigmas. El Glaucus atlanticus, con su apariencia de dragón alado y su naturaleza tóxica, nos recuerda que la biodiversidad marina es tan frágil como fascinante.
Su presencia en Mallorca no solo es motivo de asombro, sino también un llamado de atención sobre la salud del Mediterráneo. Porque, a veces, lo extraordinario no está en los libros de fantasía, sino flotando entre las olas.