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Apagón

Un ibicenco residente en Madrid durante el apagón: "Tuve que contactar con mi familia de Ibiza por SMS"

El residente explica que al principio pensó que era un corte de luz que provenía de las obras que están haciendo en su zona. Cuando consiguió contactar con su pareja, que en ese momento estaba en Barcelona, se dio cuenta de que el problema era nacional

Los países europeos temen que la crisis energética empeore este invierno y se produzcan apagones y cortes Ernesto MastrascusaEFE

"Lo peor de ayer fue, sin lugar a dudas, la falta de comunicación", expresa un ibicenco a quien le tocó vivir ayer, de primera mano, el apagón que sufrió tanto Madrid como el resto de la Península Ibérica, incluido Portugal. Además, la caída del sistema eléctrico también afectó a varios puntos del sur de Francia.

Los únicos territorios que se salvaron fueron los archipiélagos canario y balear. Aunque en el caso de Baleares, sí ha afectado a las telecomunicaciones, cuyo funcionamiento se ha visto interrumpido intermitentemente desde ayer.

Lo último que supo el ibicenco, que vive en la capital española desde hace años, de su pareja, fue que se había quedado en reserva en Zaragoza. Había ido a recoger un vehículo a Girona para trasladarlo hasta Madrid para la compañía en la que trabaja y no tenía apenas gasolina cuando sucedió el apagón.

"Fue lo último que supe de él hasta pasadas dos horas", cuenta el joven. "Por suerte, pudo pararse en una gasolinera y poner 40 euros porque justo el datáfono pilló un poco de red", continúa.

Corte eléctrico por obras

Mientras tanto, él estaba en su casa, en el barrio de Guindalera, cerca de Avenida de América, cuando se fue la luz. Al principio pensé que se trataba de un corte porque en esta zona siempre están haciendo obras", expresa.

Fue entonces cuando fue a escribirle un mensaje a su pareja y descubrió que no le llegaban los WhatsApp's. "Pensé, qué mala suerte que se ha ido la electricidad y encima tampoco funciona la cobertura, atribuyéndolo a algo que me estaba sucediendo a mí", sigue.

Cuando llamó a su novio, que en ese momento estaba a la altura de Barcelona, le explicó que en la ciudad catalana estaba todo a escuras por la caída, aparentemente, de una torre de electricidad. También le dijo que ninguno de los semáforos funcionaba.

"Ahí ya llegué a la conclusión de que era un problema que estaba teniendo todo España", explica. Le colgó con la intención de averiguar lo que pasaba y llamarle más tarde, aunque esa segunda llamada nunca llegó a suceder porque por aquél momento ya se habían perdido todas las conexiones.

Un caos provocado por el desconcierto

Aunque en el caso de su barrio todo estaba en calma, el ibicenco sí que notó, al salir a la calle, el desconcierto general que se iba apoderando de la gente. "Más que nada porque nadie podía ir a trabajar, yo tampoco fui porque no se podía", apunta.

El metro y el cercanías estuvieron cerrados a lo largo de casi todo el día y lo único que sí que siguió funcionando fue la línea de bus.

"Enseguida conseguí una radio a pilas y era lo único que podía hacer, como antaño", bromea. También cuenta que la gente que circulaba con los coches ponía la radio a un volumen alto para que así todo el mundo pudiera enterarse de lo que iba pasando.

Lo peor, reitera, fue perder la comunicación. "Lo único que a mí me funcionaba era el SMS, con eso me pude poner en contacto con mi familia de Ibiza", señala. Sin embargo, por la tarde, las fallas en todo el país empezaron a repercutir en algunas compañías telefónicas, haciendo que muchos usuarios de las islas perdieran también la cobertura.

Las llamadas en Madrid sí iban en determinadas zonas pero era difícil averiguar donde habría cobertura. Luego, ya por la noche, la electricidad empezó a volver "poco a poco, barrio a barrio".

"De hecho, cuando nosotros la recuperamos, los de enfrente aún tardaron un cuarto de hora más en tener luz", termina el trabajador.