Economía
Contra el libre mercado
Por David Muñoz Lagarejos
La compañía Comuto Iberia, nombre comercial de la plataforma de coche compartido Blablacar en España, ha afrontado en la Comunidad de Madrid su primera sanción en Europa por no tener “autorización” para ofrecer “un servicio de transporte público”.
Como ya ocurriera con UBER, se persiguen aquellos servicios que la sociedad civil, mediante el ingenio y la innovación, pone en marcha para mejorar, en este caso, el transporte urbano e interurbano de un país.
Cuando hay libre mercado [no es el caso, ni de lejos, de España] cada consumidor demanda un producto en base a lo que existe (oferta). Siempre hay movimientos en busca de satisfacer dicha demanda. Y también al contrario, si un producto no es demandado, dicha oferta fracasará, por muchas horas de trabajo que lleve incorporado dicho bien o servicio, porque como bien dice el profesor J. M. López Zafra, el mercado no premia el esfuerzo, sino el valor añadido. Si ofreces algo que no tiene valor para los consumidores, fracasarás, por mucho esfuerzo que hayas desarrollado.
UBER y Blablacar son ejemplos de iniciativas de libre mercado y no deberían ser penalizados por ello. Los poderes públicos muchas veces se disfrazan del gusto de los consumidores, poniendo trabas o directamente prohibiendo una iniciativa empresarial, si esta pone en riesgo “lo establecido” en el sector pertinente. Por lo que dichas trabas o prohibiciones fortalecen los monopolios establecidos, como en este caso, el Taxi, uno de los sectores más regulados en cuanto a transporte se refiere. Nada que ver con mercado libre.
Las multas a estas iniciativas, prohibiciones, continuar con la actual legislación [causa de esta persecución] nos harán quedarnos por el camino, seguir encasillados en lo viejo y no abrir los ojos al progreso económico. Los países que menos trabas ponen al libre mercado son los que más prosperan. Pero en España, de momento, seguimos muy lejos de ello.
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