Sociedad
El drama de los hijos secuestrados
Me he resistido a escribir sobre el problema de la sustracción interparental de menores, porque quería abordar otros temas del derecho de familia, y aun me quedan temas por analizar, especialmente el tema de los vientres de alquiler y el tema de las clonaciones o de las concepciones con fines terapéuticos.
Pero hace unos días leí unas declaraciones de un padre victima de un secuestro de un hijo, que decía que le habían intentado comprar a su hijo. Y entonces nuevamente casi 20 años de trabajo se me vinieron encima de golpe. Si, es cierto, es posible que se manejen cantidades de dinero para resolver el problema; ¿A cuanto está el niño’? pues depende de muchas cosas. Es una negociación como otra cualquiera en donde no hay limites. Es una guerra donde no hay ética, donde la mayor parte de la batalla en la mayor parte de los casos no se decide en los tribunales.
Los Tribunales deciden sí, pero el tema no se resuelve por la decisión del tribunal, es solo un elemento más de la partida. Hay que hablar sin ambages, una persona que sustrae a su hijo apartándolo de su otro progenitor, encontrará infinitas justificaciones para ello, hay casos incluso en que las personas están dispuestas a soportar años de cárcel con tal de que el otro progenitor no vea a los hijos; hay grandes batallas que en dos minutos acaban, visitando Faunia todos juntos padres, niños familia en amor y buena compañía, mientras uno se ha tirado teinta meses luchando contra el sistema, contra los juzgados de violencia contra la mujer, contra el Tribunal Constitucional o en Estrasburgo.
Nada es comprensible, todo es diferente, lo que muchas veces se considera irrenunciable o innegociable por el derecho, el llamado orden publico, es precisamente la solución del problema. Así que llega un momento en que es mejor no pensar, y en el que la negociación no tiene limites, no hay un “rien ne vas plus”, a veces lo que hay son noches en blanco esperando una llamada, y claro que sí , separar a los hermanos, uno para un lado y otro para el contrario; pagar 12.000.-€ por conceptos de pagos de operaciones familiares o arreglos de casa, o olvidarse de cobrar la deuda de alimentos o no cobrar alimentos futuros, o negociar “libertad” por “libertad”, “cárcel y extradición” por “entrega” del niño en un “chek in point”.
Agresiones físicas, amenazas de muerte, intercambios en medio de un parque con ambos padres en los extremos. Soluciones al limite de la legalidad, forzando la trazada y rezando para no salirse de la curva, para que encaje todo en el derecho. Un abogado que lleve secuestros interparentales ha de conocer la legalidad, pero habrá momentos en que no podrá pensar demasiado cuando la persona que tiene enfrente ni conoce ni le interesa el principio de legalidad, sino todo lo contrario, hará todo lo posible por no cumplir con la legalidad. Los abogados que trabajamos en este ámbito, somos , como en su día expliqué en una entrada, los habitantes del “derecho del limite”, usamos y conocemos el derecho, pero sabemos que un día alguien puede ofrecernos comprar una niña mejor dicho pagar una cantidad de dinero por resolver el problema, disfrazado de buenas intenciones y buenas palabras.
Cada uno sabe hasta donde puede llegar o debe llegar y el limite puede no estar en la ética o en la deontología. Son como un veneno que invade las venas, una descarga de adrenalina, un trabajar donde casi nadie llega a trabajar, un tener en las manos la vida y el futuro de un niño para muchos años. Todo esto puede embriagar pero los abogados no somos un dios menor, ha de haber siempre un punto de cordura y de parada. Negociar lo que otros no negociarían, buscar una “moral provisional” como hizo Descartes, para trabajar, bajar a las cloacas es posible tapándose la nariz, pero entrar en terrenos no ya del limite sino del bárbaro, eso ya no es posible, para nadie por su propia autoestima personal y profesional. En los secuestros de menores, hay líneas rojas, mas allá de los limites que no pueden ser sobrepasadas.
Adolfo Alonso Carvajal
Rad Network Lawyers
adolfo.alonso@abogado-familia.net
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