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Los senderos de Roma
Hacer senderismo en Roma es parte del aprendizaje de este terreno inacabable.
Me sorprendería que me recomendaran venir a Roma, a la ciudad con un centro histórico único y con parques arqueológicos fabulosos para dedicar una jornada a hacer senderismo.
La arqueología es una materia fascinante, un tema que atrapa, un tema infinito y más aún, cuando estamos visitando una ciudad que está construida sobre millones de piedras, guardando historias soberbias como sucede en Roma pero, ¿cuánto tardamos los no entendidos en asimilar tanta información?, ¿cuánto aguantamos en general visitando sitios arqueológicos?, ¿por qué nos empeñamos en querer aprender siglos de historia en tres días? ¿y si esas vacaciones romanas, las combináramos con unas horas caminando por senderos impresionantes que también muestran la historia de la ciudad eterna?. Es compatible, diferente y enriquecedora.
Jamás se piensa que Roma es una ciudad rodeada de zonas verdes, con senderos impresionantes, con inmensos y centenarios árboles y en donde un montón de especies, algunas de ellas protegidas, viven y se reproducen. Sin ir más lejos, en la misma Villa Borghese o en el Parco di Villa Ada o en cualquiera de los parques romanos, se pueden encontrar paisajes y ejemplares de aves muy interesantes.
Según Il Giornale di Sicilia, los halcones, los pájaros carpinteros y los papagallos, son algunas de las especies que habitan hace siglos en Roma.
Pero regresando al titular, hacer senderismo en un viaje a Roma, no es una idea equivocada.
Viniendo por la autopista desde el aeropuerto de Fiumicino hacia el centro de Roma, una ruta que todo el que llegue por avión hará, a sólo 15 minutos en coche, se encuentra el Oasi WWF, una de las áreas protegidas de mas valor del litoral de Lazio, zona a la que pertenece Roma.
La salida para llegar al Oasi WWF es la de Fregene, la playa habitual de los habitantes de Roma. Una vez pasado el peaje, hay que tomar el primer desvío a la izquierda y a unos pocos kilómetros se llega a este verdadero oasis inesperado.
Este precioso bosque que está cerca de la costa, es uno de los más extensos y mejores protegidos de la zona, su extensión es de 280 hectáreas.
La playa bordea el Oasis, creado sobre dunas con una vegetación riquísima con encinas, roble inglés, álamos, laureles y orquídeas espontáneas.
Cerca del río la avifauna cuenta con diversas especies y dentro del bosque viven conejos salvajes, zorros y los típicos ratones de campos de arroz.
Está perfectamente mantenido, la señalización es clara y los pequeños caminos que van saliendo a la vereda principal son fáciles y muy agradables de recorrer.
Hay un camino central que lo lleva a uno a un sitio denominado observatorio, llegar hasta él toma 30 minutos andando sobre el paseo principal cercado de un frondoso bosque.
Las zonas denominadas aulas o de lectura son espacios frescos, con tablones de madera y banquillos en donde además de descansar, se puede sentir la naturaleza en su máximo esplendor.
No se requiere de gran equipo para recorrer el oasis, basta con unas zapatillas y lo de siempre cuando se camina en el campo, algo de abrigo por si la temperatura cambia en las estaciones de lluvia y frío.
Los troncos de los árboles centenarios hablan por si solos, el rio que lo cruza de repente te sorprende y las caminos cobijados por los arboles entrecruzados son mágicos.
También hay espacios más amplios, con campos grandes y vegetaciones diversas.
He visto a niños aprendiendo con sus padres los nombres de la fauna y de la vegetación local.
Si se quiere conocer un poquito mas de Roma y sus alrededores, animaros a hacer senderismo.
En esta web podéis encontrar otros parques naturales, otras áreas verdes romanas que para el que no vive aquí, resultará sorprendente.
Combinar los grandes monumentos, museos y espacios históricos de la gran Roma con un paseo por La Reserva del Litoral Romano, no está nada mal.
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