Canarias
"110 familias siguen viviendo en casas de madera": la denuncia cuatro años después del volcán de La Palma
A cuatro años de la erupción, más de un centenar de familias aún habitan en casas de madera y contenedores mientras luchan por reconstruir sus vidas y recuperar la normalidad
Cuatro años después de que el volcán de La Palma entrara en erupción, la isla aún guarda cicatrices visibles y emocionales. El 19 de septiembre de 2021 marcó un antes y un después para miles de personas que perdieron sus hogares, sus negocios y sus raíces. Un equipo de Antena 3 Noticias ha visitado la isla para constatar cómo viven ahora quienes lo perdieron todo. .
Diana Gómez recuerda con claridad el día del suceso. Ahora, cuando se sienta sobre lo que fue su terraza, siente que esa sigue siendo su casa, aunque ya no esté. “Hemos perdido todo nuestro patrimonio: las casas de mis padres, mis hermanos y la mía; también el negocio familiar”, dice.
A pesar de haber recibido ayudas parciales, no han sido suficientes para recomponer lo que se perdió. Diana, que era guía turística, ha tenido que reinventarse: ahora conduce rutas por la zona volcánica. “Al principio me costaba hablar de lo vivido, pero ha servido de terapia”, confiesa.
Entre la incertidumbre y el cansancio
En Los Llanos de Aridane, los barracones siguen siendo el único techo para decenas de personas. Eva, una mujer mayor, vive sola en una de esas casas contenedor. Su vivienda no fue arrasada por la lava, pero sí sepultada por la ceniza: “Paso calores, esto es muy estrecho”. No sabe cuándo podrá irse, ni a dónde. Pedro, su vecino, perdió su casa en La Laguna. A sus hermanos les llegaron las ayudas, pero a él no, por problemas burocráticos. “Estamos hartos, esa es la verdad”, afirma con voz cansada.
No todos han tenido que esperar tanto. Ricardo Camacho fue uno de los primeros en obtener permiso para construir sobre la lava. Desde la Iglesia de Tajuya vio cómo la erupción se tragaba su casa. Hoy, vive justo encima de donde estuvo, en una vivienda nueva que terminó en poco más de un año. “Las ayudas me llegaron bien, no puedo quejarme”, dice con alivio. También Goyo ha logrado levantar una casa nueva tras perder la suya y la finca de plátanos que mantenía a su familia. Durante tres años vivió separado de los suyos, sin alternativa habitacional. “Las ayudas han venido gota a gota, pero ya vemos la luz al final del túnel”, asegura.