Aviación

El accidente de avión que conmocionó a España: sigue siendo el más letal de la historia

Una confusión entre las indicaciones dadas a los aviones, sumada a la mala comunicación y a la neblina densa, llevó a que, dos aviones colisionaran casi de forma frontal en la pista

Fotografía de archivo tomada el 27 de marzo de 1977 de los restos de uno de los dos "Jumbos"que chocaron en el aeropuerto de Los Rodeos ,en la isla de Tenerife, en un accidente que causó la muerte a 538 pasajeros
Fotografía de archivo tomada el 27 de marzo de 1977 de los restos de uno de los dos "Jumbos"que chocaron en el aeropuerto de Los Rodeos ,en la isla de Tenerife, en un accidente que causó la muerte a 538 pasajeroslarazon

Han pasado 48 años del trágico accidente de Los Rodeos, el más letal en la historia de la aviación civil, que dejó un saldo devastador de 583 víctimas. La tragedia ocurrió en la tarde de un domingo nublado, cuando la espesa niebla, tan característica del aeropuerto de Los Rodeos en Tenerife, hizo imposible la visibilidad para los controladores aéreos. La densidad de la niebla fue tal que ni siquiera la torre de control pudo presenciar el fatídico choque, lo que contribuyó a la confusión que rodeó el desastre.

Aquel 27 de marzo de 1977, dos aviones de KLM y PANAM, que se dirigían a Gran Canaria, fueron desviado a Tenerife Norte debido a una amenaza terrorista en el aeropuerto de Gando, que había causado una explosión en la terminal. El desvío forzoso de los vuelos hacia el pequeño aeropuerto de Los Rodeos, que en ese momento carecía de la infraestructura para gestionar el gran número de aeronaves, sumó un factor de riesgo imprevisible. Con tan poca visibilidad, la pista se llenó rápidamente de aviones, y la coordinación entre los pilotos y los controladores aéreos se volvió crucial.

Sin embargo, fue precisamente en la interpretación de las órdenes lo que desencadenó la tragedia. Una confusión entre las indicaciones dadas a los aviones, sumada a la mala comunicación y a la neblina densa, llevó a que, a las 17:06 horas, los dos aviones colisionaran casi de forma frontal en la pista. El avión de KLM, que intentaba despegar, chocó violentamente con el de PANAM, que se encontraba en taxi. El impacto resultó en una explosión que destruyó ambos aviones y causó la muerte de 583 personas, entre pasajeros y tripulación, siendo este el accidente más grave de la aviación comercial.

La imagen que dejó aquel accidente es difícil de describir, una escena dantesca que parecía una cruel combinación de mala suerte y caos absoluto. La falta de visibilidad, la congestión en la pista y la comunicación deficiente entre las tripulaciones y la torre de control marcaron una serie de errores fatales que terminaron en una tragedia indescriptible.

Este accidente no solo se recordará como el más mortal de la aviación civil, sino como el catalizador de una profunda revisión de los protocolos de seguridad en la industria aeronáutica. Tras el desastre, se implementaron importantes reformas en las normativas internacionales, como la mejora en la comunicación entre pilotos y controladores, la introducción de procedimientos estandarizados de habla y una mayor formación en la gestión de situaciones de emergencia.

Los sobrevivientes y el impacto duradero

El accidente dejó una huella imborrable en quienes lo presenciaron y, especialmente, en aquellos que sobrevivieron. Las historias de coraje y desesperación que surgieron entre los testigos y los familiares de las víctimas continúan siendo un testimonio del sufrimiento humano y la resiliencia. Pero más allá del sufrimiento personal, el accidente marcó un punto de inflexión en la aviación, un recordatorio de la importancia de la seguridad, la preparación y la comunicación en un entorno tan delicado como el de la aviación comercial.

El recuerdo de Los Rodeos sigue vivo, no solo en Tenerife, sino en la conciencia colectiva de aquellos que, por un golpe del destino, presenciaron el mayor desastre aéreo de la historia de la aviación civil. Un domingo trágico que, a pesar de su dolorosa memoria, propició cambios esenciales para la seguridad aérea que han salvado innumerables vidas desde entonces.