Naturaleza
¿Buscas sol todo el año? Este destino lo cumple y con paisajes inolvidables
La isla vive un eterno verano y guarda secretos bajo tierra
Lanzarote es un destino que atrae a miles de viajeros al año, y es que en verano rara vez se superan los 30 grados y en invierno la temperatura se mantiene entre 15 y 20. Esta estabilidad convierte a la isla en un lugar al que se puede viajar en cualquier época. Desde 1993 forma parte de la Red de Reservas de la Biosfera de la UNESCO, un reconocimiento que refuerza la importancia de conservar un entorno marcado por la actividad volcánica y por un modelo de turismo que intenta respetar el paisaje.
Arrecife, el inicio del recorrido
La capital, Arrecife, es el mejor punto de partida para conocer la isla. El Charco de San Ginés, una laguna natural conectada al mar, concentra buena parte de la vida local. Allí se mezclan las barcas de pesca con terrazas y bares frecuentados tanto por vecinos como por turistas. A pocos metros se encuentra el Castillo de San Gabriel, fortaleza del siglo XVI que recuerda el pasado defensivo de la ciudad frente a ataques piratas. Desde sus muros se obtiene una visión clara de la costa.
Timanfaya
El Parque Nacional de Timanfaya es uno de los lugares más visitados de Canarias. Las erupciones de los siglos XVIII y XIX cubrieron con lava buena parte del territorio y dieron lugar a un paisaje de cráteres, ceniza y formaciones geológicas que se conserva hasta hoy. En el Islote de Hilario se realizan demostraciones que muestran la actividad térmica bajo la superficie. La Ruta de los Volcanes permite recorrer en autobús las zonas más representativas del parque y conocer cómo la isla fue transformada por la fuerza del fuego.
Jameos del Agua, naturaleza y cultura
En el norte se encuentra uno de los espacios más emblemáticos de Lanzarote, como son los Jameos del Agua. Se trata de un tubo volcánico que César Manrique convirtió en centro cultural y de ocio. Allí se ubican un auditorio, un restaurante y la Casa de los Volcanes, espacio dedicado a la divulgación científica. En su lago habita una especie única, el cangrejo ciego y albino conocido como “jameíto”. El conjunto es hoy un símbolo del modelo de integración entre naturaleza y arquitectura que caracteriza a la isla.
La Graciosa, una isla sin asfalto
Desde el puerto de Órzola se puede tomar un ferry que conecta en 25 minutos con La Graciosa. Esta pequeña isla, la octava habitada del archipiélago, carece de carreteras asfaltadas. El transporte se realiza en bicicleta, a pie o en vehículos autorizados. Sus playas, como la de las Conchas, destacan por la amplitud y por la ausencia de grandes aglomeraciones. El oleaje suele ser intenso, por lo que se recomienda precaución.
Gastronomía y recomendaciones
La cocina local forma parte de la experiencia de viaje. Las papas arrugadas con mojo picón o verde son el plato más reconocido, junto con el pescado fresco como el cherne o la vieja. Los quesos de cabra y los vinos de La Geria completan la oferta gastronómica. Para recorrer la isla se aconseja alquilar un coche, ya que las distancias son cortas y permite llegar a lugares menos accesibles en transporte público. Es importante llevar protección solar, ropa ligera y agua durante las excursiones. Además, al tratarse de un territorio frágil, se recomienda respetar las normas de conservación en los espacios naturales.