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Calles vacías, negocios cerrados y psicosis en pleno agosto: la cara amarga del confinamiento

Aranda, Íscar y Pedrajas afrontan el aislamiento con resignación pero también con incertidumbre por las consecuencias económicas

Aranda de Duero (Burgos) suma 43 casos nuevos y ya son 271 los positivos
Calles del centro de Aranda del Duero prácticamente vacíasPaco SantamariaEFE

Aranda de Duero, en Burgos; e íscar y Pedrajas de San Esteban, en Valladolid, son los tres municipios de Castilla y León, en los que viven más de 42.000 personas entre los tres, que se han convertido en tristes protagonistas en la última semana en nuestra Comunidad, debido a su confinamiento al producirse ya una transmisión comunitaria de la Covid-19.

Localidades que han visto como en pleno mes de agosto, el más turístico y en el que reciben a más turistas o emigrantes que regresan a sus raíces y lugares de origen para disfrutar del verano junto a los suyos, sus calles se han quedado vacías por el miedo a salir de las casas y los comercios y negocios hosteleros, aunque pueden abrir con ciertas limitaciones, apenas tienen clientes y están sufriendo ya las consecuencias de este nuevo revés justo cuando empezaban a levantar el vuelo como se dice por estos lares tras el fin del estado de alarma.

Un aislamiento decdretado por un juez, de catorce días para Íscar y su vecina Pedrajas de San esteban, que ya han pasado la mitad, y de siete para Aranda de Duero aunque renovables en función de la evolución de la pandemia esta semana, cuyos habitantes afrontan con resignación, pero también y sobre todo, con incertidumbre por lo que pueda ocurrir en el futuro.

De hecho, este sábado los alcaldes de Íscar y Pedrajas, Luis maría Martín y Alfonso Romo se reunían con el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, y le trasladaban su preocupación por el efecto que pueda tener este aislamiento sobre la imagen de seguridad sanitaria y la actividad económica una vez que se levanten las restricciones.

“Esperemos que la imagen de nuestros pueblos no se vea dañada porque son lugares seguros y saludables para desempeñar la actividad profesional, turística y gastronómica”, señalan Martín y Romo. Además, recuerdan que desde sus ayuntamientos se han tomado medidas para reforzar la seguridad de todos los vecinos y frenar el rebrote de la Covid-19.

Varias personas en la terraza de un bar de Pedrajas de San Esteban (Valladolid
Varias personas en la terraza de un bar de Pedrajas de San Esteban (ValladolidR. GARCIAEFE

Uno de los mejores ejemplos para mostrar la deriva del comercio tras el actual confinamiento por el brote en la zona de salud de Íscar es el obrador de pastelería El Harnero, propiedad de David Martín, quien regenta dos establecimientos, uno en cada municipio de los aislados.

”Se ha creado una auténtica psicosis, hasta tal punto que en los pueblos de alrededor no quieren el pan si viene de Íscar o de Pedrajas”, asegura comerciante en declaraciones recogidas por Efe, que cifra las pérdidas de su negocio generadas por el actual confinamiento entre un 35 y 40 por ciento de lo que sería habitual en las actuales fechas.

En el caso de Aranda de Duero, la población más grande estas tres con más de 32.000 vecinos, la situación es si cabe más delicada, con muchos arandinos que aún no han cobrado el ERTE y con un confinamiento que llega en un momento crucial para la Villa ribereña, ya que en verano tiene mucho movimiento cultural y turístico debido a sus numerosas actividades musicales, con el Sonorama Ribera como protagonista, pero también el Certamen Internacional de Bandas del municipio. Festivales que obviamente se han suspendido debido a esta situación epidemiológica y que dejan mucho dinero en los negocios, especialmente hosteleros y hoteleros de la ciudad ribereña. Sobre todo el Sonorama, que en cada edición sigue creciendo y atrayendo a miles de personas, y que por vez primera en veinte años no se va a celebrar, con el impacto brutal que supondrá para la economía ya resentida de Aranda.

A este hecho se suma el malestar existente entre los hosteleros del municipio, molestos con el trato dado por la Junta que consideran inmerecido, quienes recuerdan al Gobierno autonómico que la inmensa mayoría del sector “ha cumplido y cumple estrictamente” el protocolo de medidas sanitarias establecidas en su día por la Junta para controlar la expansión del virus que provoca la covid-19.

”Nuestra mayor preocupación ha sido y sigue siendo la salud de nuestros clientes y vecinos y de nuestros empleados”, aseguran en un comunicado difundido a la opinión pública, en el que pone en valor su trabajo y esfuerzo tras el fin del estado de alarma para adaptar nuestros negocios a la nueva normalidad, ofreciendo seguridad y respetando los aforos marcados, a pesar de que estas medidas limitaban la afluencia habitual de clientes.

Y advierten de que este confinamiento supone un “duro revés económico” para unos negocios “ya muy afectados” por el cierre anterior de cuatro meses.