Innovación
Desde su creación en 2014, Magea Escuela Activa, ubicada en Castrillo del Val (Burgos), se ha convertido en un proyecto educativo innovador, que ha logrado incluso atraer población al mundo rural. Así lo ha considerado también la Red Rural Nacional (RNN) dependiente del Ministerio de Agricultura, que ha decidido incluir esta propuesta en su catálogo de ‘Buenas prácticas de emprendimiento de nuevos habitantes’.
Se trata del único proyecto burgalés que forma parte de este informe, y uno de los dos seleccionados en toda Castilla y León. La Red Rural Nacional lo califica como un “proyecto referente en educación que además está facilitando la llegada de nuevos habitantes”.
La directora del centro y maestra de alumnado de entre seis y 12 años, Ibone Valerdi, afirma que “de alguna manera” Magea ha servido para que se asienten familias en el mundo rural, y señala que dos de las tres socias encargadas de llevar esta escuela- ella incluida-decidieron trasladarse a vivir a pueblos de la zona. También las familias de algunos de los pequeños que asisten a esta escuela viven en zonas rurales de la provincia de Burgos.
Laura Martínez, cuyas hijas asisten al centro, señala que aunque la mayoría de los padres viven en la ciudad, hay familias asentadas en pueblo y pone en valor el beneficio que aporta la escuela. “No hace falta estar en un centro que esté dotado de una gran cantidad de recursos para poder dar un acompañamiento y una enseñanza de calidad”, explica.
“Una escuela en contacto con la naturaleza tiene mucha demanda y las características pedagógicas que tiene ya de por sí llaman la atención”, asegura la jefa de estudios, Arantxa Arroyo. En este sentido señala que uno de los objetivos de Magea es lograr que las escuelas rurales “innoven”. “Tienen los ingredientes necesarios: la educación multinivel, la baja ratio, el contacto con la naturaleza y el pueblo como elemento pedagógico”, afirmó.
Modelo educativo demandado
Magea comenzó su andadura hace siete años, de la mano de un grupo de familias que buscaban dar a sus hijos una formación centrada en los principios de la pedagogía activa y el contacto con la naturaleza. Así surgió este proyecto, que hoy en día mantiene ese objetivo y centra su modelo educativo en la pedagogía activa, el currículum oficial de Castilla y León y los principios de la neuroeducación.
Actualmente la escuela cuenta con 23 alumnos, divididos en tres grupos: de 3 a 5 años; de seis a ocho y de nueve a 12. “Es una agrupación intencionada porque nos permite respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño. Al tener diferentes edades se hace una educación individualizada, de acuerdo al momento evolutivo en el que está cada niño”, explica Arroyo.
Se trata de un modelo educativo que está ganando cada vez más popularidad entre la comunidad educativa, y desde 2017 llevan a cabo en Magea un programa formativo destinado a profesionales de la educacióny familias a través del cual ofrecen formaciones mensuales dentro del ámbito de la educación activa y el acompañamiento emocional. Arantxa Arroyo señala que cada vez son más los centros que quieren conocer esta propuesta formativa e incorporarla a sus proyectos.
“Las propuestas de educación activa llevan años con nosotros, pero en las últimas décadas ha habido un crecimiento importante de proyectos como el nuestro, y también en centros tradicionales o más convencionales está empezando a surgir un cambio. Hace falta un cambio profundo a nivel de sistema para que esto pueda llegar a todas las aulas, pero estamos en el camino”, señala Ibone Valerdi.
“Ojalá fuera una opción más, que no tuvieras casi que buscar con lupa y estuviera más extendida. Sería maravilloso que fuera la base de cualquier tipo de escuela”, expone Laura Martínez, que asegura que para sus dos hijas que acuden al centro está siendo una “experiencia muy enriquecedora” porque han encontrado “su espacio”.