Opinión
En castellano, velay
“No podemos dejar pudrir ciertas palabras de nuestra lengua cegados por el resplandor de un anglicismo mal traído”
Mucho se habla, pero poco se piensa lo que se dice. Palabras de ida y vuelta. Ahora, incluso, se combina nuestra lengua madre, que solo hay una, con alguna importación de otros idiomas. Vocablos de la lengua inglesa atraídos a nuestro castellano: anglicismos incorporados a nuestro diccionario porque suena mejor crear una startup que una empresa emergente.
Anglicismos, ya digo, haberlos, haylos. Y de toda clase y condición. La RAE no escatima: cederrón (CD-ROM), fair play, hacker… Palabras que en muchas ocasiones no existen en el español y su importación es casi obligatoria, aunque otras muchas solo son sustitutas de otras que sí que encontramos a lo largo de nuestra lengua, pero decirlo en inglés suma puntos, es moda.
La defensa de la lengua castellana no es cuestión baladí. Fernando “el Católico” mandó traducir Vita Christi; por mandato de la Reina Isabel I, Alonso Fernández de Palencia compuso nuestro primer diccionario en 1490 (Universal vocabulario en latín y romance). Incluso hay quien vio como un agravio introducir el castellano, a modo de extranjerismo, en la doctrina de la iglesia, porque ya el arzobispo de Granada en 1494 hacía cantar coplas en castellano para atraer a judíos y moriscos, incluso se decía que “no era bien mudar la universal costumbre de la Iglesia, y que era cosa nueva decirse en la Iglesia cosa en lengua castellana”.
Ahora la costumbre es otra: decir en inglés lo que puedes decir en español. Y claro, las consecuencias ya las pone de manifiesto la RAE en un anuncio brillante, donde reflexiona sobre si se habla español en la publicidad. Anunciar un perfume, donde una voz dulce y suave, a modo de susurro, te repite una y otra vez el nombre de la fragancia (swine), alargando la s del principio, te invita a comprar el producto porque tú también quieres oler a ssswine. O esas gafas de sol blind effect, que conquistan a cualquiera que esté pensando en la playa y esos atardeceres veraniegos donde el sol roza la cara mientras se pone. Seducidos por cómo suena swine y blind effect, sucumbimos al poder del anglicismo en la publicidad, obviando que swine significa cerdo y blind effect es efecto ciego. La RAE ha creado una obra de arte: suena muy bien, pero huele muy mal. Suena muy bien, pero se ve muy mal.
No me opongo a que el idioma evolucione. Pero no podemos dejar pudrir ciertas palabras de nuestra lengua cegados por el resplandor de un anglicismo mal traído. LinkedIn es una buena prueba de ello.
Siempre nos quedará el teatro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar